Algiknit es una empresa biotecnológica
con sede en Nueva York dedicada a la investigación en biomateriales que ha
desarrollado un hilo biológico compostable de algas marinas, uno de los
organismos más regenerativos del planeta.
“Nuestro material está
construido para todos: un recurso funcional y accesible sin daño ambiental.
Imaginamos un futuro en el que la industria textil opere en un ciclo de vida
del producto de ciclo cerrado, utilizando materiales con una huella
significativamente menor que los textiles convencionales”, explican.
En marzo de este año anunció una recaudación de fondos de 2,1 millones de dólares, ya que se prevé que el mercado mundial de la “moda ética” alcance los 8.250 millones de dólares en 2023.
“MODA ÉTICA” QUE ENCAJA CON LA ECONOMÍA CIRCULAR
Para producir el hilo, el
equipo de investigación de Algiknit extrae una sustancia llamada alginato de
algas, la que se combina con otros biopolímeros renovables para su posterior
procesamiento. La fibra es lo suficientemente fuerte y elástica para ser tejida
en un tejido e incluso para su uso en procesos de impresión 3D. El hilo obtiene
su color de los pigmentos naturales. En comparación con el teñido industrial
convencional, se requiere menos agua, y el uso de químicos tóxicos para teñir
es completamente innecesario. Todo el proceso de producción también tiene una
huella de carbono muy baja.
Las algas se encuentran entre
los organismos de más rápido crecimiento en el mundo. El gran alga marrón crece
unas diez veces más rápido que el bambú, y es cultivado y vendido en las costas
de todo el mundo por pescadores que buscan ingresos fuera de temporada. La
empresa hace hincapié en que los materiales que ya no son necesarios se
convierten en alimento para los microorganismos en el mar y en la tierra. Por
tanto, las algas son un material ideal para la producción textil sostenible.
En 2017, la compañía formó parte del Programa Acelerador RebelBio en Londres, del cual surgieron numerosas empresas emergentes de biotecnología exitosas, y en 2018, fue seleccionada para el reconocido Fashion for Good - Plug and Play Accelerator en Ámsterdam. Actualmente, está desarrollando prototipos para una camiseta y probando el material para su uso en zapatos. En el futuro, Algiknit puede usarse en lugar de fibras de cuero o lana en prendas de abrigo.
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LA INDUSTRIA DE LA MODA PRODUCE EL 10 % DE LAS EMISIONES DE CARBONO
Según estimaciones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Fundación Ellen MacArthur, la industria de la moda contribuye al calentamiento global más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados a partir de 2019 (antes de la pandemia) con el 10 % de las emisiones de carbono. A este ritmo, las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria aumentarán más del 50 % para 2030.
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Además, cada año la industria
de la moda utiliza 93 mil millones de metros cúbicos de agua, suficiente para
satisfacer las necesidades de consumo de cinco millones de personas, y alrededor
del 20 % de las aguas residuales en todo el mundo proviene del teñido y
tratamiento de telas. A su vez, del total de entrada de fibra utilizada para la
confección, el 87 % se incinera o se elimina en un vertedero.
Por último, cada año se vierten al océano medio millón de toneladas de microfibras de plástico, el equivalente a 50 mil millones de botellas de plástico, con el agravante de que las microfibras no se pueden extraer del agua y pueden extenderse a lo largo de la cadena alimentaria.