ASESINO SILENCIOSO: CARBOFURANO
ASESINO SILENCIOSO: CARBOFURANO
Un tercio de carbofurano en una cucharita de té puede matar a un ser humano. Este potente veneno se cobró la vida de animales y de hasta seres humanos en diversos incidentes que se dieron durante 2017 en Argentina. Los hechos dan cuenta de la peligrosidad de este compuesto y de su venta deliberada.
Según advierten desde el INTI, se trata de un insecticida y nematicida extremadamente tóxico para peces, altamente tóxico para abejas y muy tóxico para aves.
Esta sustancia fue encontrada en el cuerpo de los 34 cóndores hallados sin vida en la localidad de Los Molles, Malargüe, y el hecho ya tiene a un imputado y otra persona prófuga de la justicia.
Pero, no es la primera vez que su utilización termina en desgracia. En septiembre del 2017, una niña correntina de 12 años falleció al comer una mandarina envenenada con este agrotóxico.
- La mandarina de Rocío, de Mburucuyá,
- los 34 cóndores de Malargue,
- el niño de General Alvear,
- los 200 perros de Ignacio Correas,
- Diógenes (75 años), bañado de veneno en un pueblito santafesino,
- los 150 perros de Pirovano,
- los pájaros que caen muertos del cielo en los sembradíos,
- la familia suicida de Embarcación, la vida misma, paralizada y sin aire.
¿QUÉ ES EL CARBOFURANO?
El carbofurano es uno de los pesticidas de carbamato más tóxicos. Se comercializa mediante la marca registrada Furadan, por FMC Corporation y Curater, entre otras. Es usado para el control de plagas de insectos en una abundante variedad de cultivos, que incluyen patata, maíz y soja.
El glifosato sostiene su poder entre los plaguicidas, por tratarse del más conocido socialmente. Pero el Furadán (marca comercial del insecticida) va dejando sus huellas, en países donde los venenos letales son permitidos para la producción.
El carbofurano, además de tener una eficiencia letal ante insectos y aves, es un insecticida sistémico: la planta lo absorbe desde la raíz y lo distribuye en tallos y hojas .
Europa lo prohibió en 2008 y Estados Unidos está en las puertas de hacerlo
Está catalogado como extremadamente tóxico y es un predador implacable de peces, aves y abejas. Pero en Argentina está apenas restringido por el Senasa: sólo se prohíbe para plantaciones de pera y manzana.
Por lo tanto, es un veneno legal, que se comercia y se utiliza con la misma irresponsabilidad del resto de los agrotóxicos y sin un mínimo control desde una política de estado que, más que vigilarlo, lo avala.
Las aves son víctimas dilectas de carbofurano: maliciosamente presentado en granos, el pájaro lo confunde con una semilla y la falsa semilla lo envenena.
Casos en Argentina
- La masacre de 34 cóndores en Malargue fue posible a partir de chivos y ovejas muertos y recargados con el veneno. Un sebo eficaz para el ave real y jefa del cielo pero además carroñera. Los cóndores que mató el Furadán son más de los que hoy surcan los cielos de Venezuela. Logran crías apenas cada dos años. Viven 70. Y están cada vez más ausentes en una tierra feroz.
El carbofurano es, entre los agrotóxicos, uno de los más implacables con los seres humanos: sólo el aldicarb y el paratión lo superan.
- Apenas un mililitro devasta a una persona. Acaso esa eficacia buscó el matrimonio y su niña de Embarcación que en marzo de 2016 tomaron Furadán. Y murieron casi instantáneamente.
- Los más de 200 perros muertos en Ignacio Correas, un pueblo cercano a La Plata, colapsaron al tomar contacto en pasto en una zona casi rural. Era el invierno de 2017. Todos tenían carbofurano en las vísceras.
- Unos 150 perros, gatos, gallinas, patos y aves silvestres cayeron fulminados en Pirovano en 2012. Un pueblo cercano a Bolívar que trascendió a los medios nacionales por una mortandad inexplicable. Hasta que se descubrió el arma criminal: todos estaban plagados de carbofurano.
- Diógenes Chapelet tenía 75 años y vivía rodeado de campos en un caserío remoto de Santa Fe. Dos veces el mosquito –a 25 metros de su mate y su descanso- lo bañó de veneno. La última fue letal. Su familia denunció y reclamó. Pero la callaron a pura amenaza. Su cuerpo sucumbió a la ingestión generalizada de carbofurano.En 2017 volvió a crecer exponencialmente el uso de agroquímicos.
Todo se ingiere, se respira, se absorbe por la piel, se bebe, se consume en vastos territorios del país.
- Donde los niños crecen con alimento hostil, lejos de la soberanía, acechados por el veneno.Como Rocío, cuando iba a catecismo una tardecita de Mburucuyá. Recogió una mandarina en la vecindad de un portón. Se quedó paralizada y murió. Era mandarina de descarte, que el productor inyectaba con Furadán para matar los cuervos de sus cultivos. Rocío tenía 12 años. Cantaba en guaraní. Y también tenía alas.
- O la criatura sin nombre, que tenía dos años y comió unas galletas mortales preparadas con carbofurano en General Alvear, un pueblo rural de Santa Fe. Su familia vivía de las quintas y probablemente utilizaran el Furadán para matar a los pájaros. La fatalidad no es destino, sino decisión política de que habrá que conceder unas cuantas muertes para que la rentabilidad sea la buscada y el sistema se perpetúe. Los niños son daños colaterales en esta guerra sin guerra. Porque el que mata es uno solo.
Francia dijo no al acuerdo Mercosur
Unión Europea, a pesar de que el Presidente intentó venderle una América Latina blanca, europea y desangelada. Sin originarios ni soberanos.
Mientras Dardo Lizárraga –empresario de Monsanto citado por Patricio Eleisegui- enumeraba las razones que generaron el desplante francés: “diferencias en protección a trabajadores del agro, uso de glifo y transgénicos, poco control de prácticas y otros aspectos económicos - en resumen porque aún nos falta ser SOSTENIBLES social, ambiental y económicamente”.
Dice el ecoagrónomo Walter Pengue: "Hacer ecología hoy, es discutir de igual a igual o aún más, con los dueños de los factores de producción y plantear un nuevo camino. El camino alternativo de la transición socioecológica, donde simplemente lo dañino, lo degradante, aunque produzca dinero, ya no sea posible”.