Contaminación por ozono se vuelve una amenaza para los ecosistemas terrestres y la biodiversidad
“Puede afectar indirectamente la abundancia de especies” además de amenazar “el funcionamiento del ecosistema del suelo”, aseguran científicos de unos once países. “Las concentraciones aumentaron en la segunda mitad del siglo XX”.
Por Roberto Andrés para Sustentartv
“Las concentraciones elevadas de ozono troposférico inducen efectos adversos en las plantas”, aseguraron científicos de unos once países en la revista Science el pasado 12 de agosto. “Los escenarios climáticos para 2100 sugieren que las regiones con alta riqueza endémica, por ejemplo, las islas del Atlántico del hemisferio norte en la banda de latitud de 15° a 45° N, la cuenca del Mediterráneo, África ecuatorial, Etiopía, la costa de la India, la región del Himalaya, el sur de Asia y Japón, están más amenazados por los altos niveles de ozono (O3)”.
Según los especialistas, el ozono troposférico, es decir, el ozono de origen artificial (a diferencia del ozono estratosférico, de origen natural), “afecta la composición química foliar y la composición de las emisiones de compuestos orgánicos volátiles biogénicos (BVOC), alterando las interacciones planta-insecto y, por lo tanto, amenazando funciones clave del ecosistema (por ejemplo, la comunicación planta-insecto)”. También aseguran que “el ozono puede afectar indirectamente la abundancia de especies y la estructura de las comunidades de insectos”, y que “amenaza el funcionamiento del ecosistema del suelo”.
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El estudio, titulado Ozone
affects plant, insect, and soil microbial communities: A threat to terrestrial
ecosystems and biodiversity y publicado en la revista de la Asociación
Americana por el Avance de la Ciencia (AAAS), estuvo a cargo de Evgenios Agathokleous, del Laboratorio Clave de Agrometeorología
de la provincia de Jiangsu, Universidad de Ciencia y Tecnología de la
Información de Nanjing, China, quien fu acompañado por científicos de Finlandia,
Francia, Grecia, Lithuania, Reino Unido, España, Brasil, Alemania, Singapur e
Italia.
Las interacciones tróficas por
encima y por debajo del suelo juegan un papel fundamental en el mantenimiento
de la diversidad vegetal. Las plantas responden a los herbívoros mediante
varios mecanismos fisiológicos, lo que afecta el rendimiento de la planta y la
interacción de la microbiota vegetal, y potencialmente regula los procesos del
ecosistema y la dinámica comunitaria.
La retroalimentación planta-suelo
también implica interacciones entre plantas, microbiota del suelo y factores
abióticos, que afectan las características estructurales y funcionales a
diferentes escalas de organización biológica. Estos efectos permiten a las
plantas responder fácilmente a los cambios ambientales y mediar en los procesos
del ecosistema.
Sin embargo, las interacciones
tróficas dependen de las condiciones ambientales, por lo que los cambios en el
ambiente pueden afectar la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas
terrestres.
Así fue como Agathokleous y sus colegas detectaron que “las concentraciones de ozono (O3) a nivel del suelo aumentaron considerablemente en la segunda mitad del siglo XX debido al aumento de los niveles de gases muy reactivos (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COV) y precursores radicales responsables de su producción”. Por ejemplo, “los niveles actuales de ozono en las áreas rurales de las zonas templadas y polares del hemisferio norte han aumentado entre un 30 y un 70 % en comparación con 1896-1975”.
“Las concentraciones de O3 se
han mantenido elevadas, pero también se prevé que se mantengan altas durante el
siglo XXI, lo que genera preocupaciones sobre la fitotoxicidad del ozono, a
pesar de las políticas para reducir las emisiones de precursores”, aseguran.
Muchos programas han documentado la incidencia de lesiones visibles por ozono en numerosas especies de hierbas, arbustos y árboles cultivados en el campo en todo el mundo, pero el ozono a menudo no se ha incluido en las evaluaciones globales de amenazas a la biodiversidad. “Los análisis preliminares sugieren que el ozono (O3) seguirá planteando riesgos para la biodiversidad terrestre en varios niveles tróficos y procesos y retroalimentaciones del ecosistema en el futuro”.
“Los efectos dependen del medioambiente y varían en el espacio y el tiempo. Sugerimos que las islas del Atlántico en el hemisferio norte, la cuenca del Mediterráneo, África ecuatorial, Etiopía, la costa de la India, la región del Himalaya, el sur de Asia y Japón tienen una alta riqueza endémica con un alto riesgo de ozono para el 2100”, aseguran.