Costa Rica instala arrecifes artificiales para recuperar su vida marina
Evitar la erosión y crear
un corredor de protección son dos de los objetivos para mantener la diversidad
de peces.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
En Playa Blanca, provincia de
Puntarenas, un sitio cinco estrellas de bandera azul ecológica por la limpieza
de sus aguas, se han colocado 14 estructuras de tipo campana, de entre 250 y
600 kilos, que se han transformado en el nuevo hábitat para muchas especies.
Las estructuras fueron creadas
con cemento marino, que tiene dos aditivos distintos que permiten la facilidad
de la adherencia de la vida marina, lo que permite una mejor oxigenación y
equilibra el ph para que las algas, conchas y musgos se puedan adherir y crear
un hábitat más amigable.
Según César Vargas, del Hotel Punta Leona, establecimiento responsable de este proyecto, “Costa Rica tiene más territorio azul que verde, y han sido más recurrentes las campañas de reforestación, pero en la parte azul estamos en deuda con el océano”. Vargas, en diálogo con EFE Verde, señaló: “Tenemos dos costas maravillosas y pensamos que era el momento de mirar hacia el océano y ahora queremos hacerlo “reforestando” los océanos”.
Durante los últimos años la
productividad de las áreas rocosas ha sufrido alteraciones por la crisis
climática, los movimientos de sedimentos o la sobreexplotación de recursos
pesqueros. En cambio, la iniciativa crea refugios, incrementa la disponibilidad
del sustrato para la fijación de algas, pequeños moluscos y crustáceos, que
sirven de alimento a muchas especies marinas.
Según Carlos Pérez, biólogo
del Instituto Nacional de Aprendizaje, “las ventajas de este tipo de arrecifes
es que dan una estabilidad en el sustrato por su forma de campana y peso,
promueven una alta diversidad de peces que lo convierte en atractivo turístico
y también ayuda en la sedimentación para que los elementos suspendidos en agua
queden atrapados en las estructuras. Su desventaja es el costo y la durabilidad
porque puede llegar a los 30 años”.
La respuesta positiva del
proyecto ha llevado al Instituto a la creación de un Protocolo de Arrecifes
Artificiales con pautas para su instalación.
El objetivo es alcanzar las
200 estructuras para crear un tipo de corredor biológico marino que permita el
paso de las especies entre los arrecifes naturales que ya existen en la zona. La
siguiente etapa, paralela a los arrecifes artificiales, es la colocación de
cultivos de coral.
El proyecto es la punta de
lanza impulsar la educación ambiental y el turismo sostenible, ya que los
visitantes podrán realizar actividades recreativas en la zona, como esnórquel o
buceo, y al mismo tiempo aprender cómo funciona el ecosistema, lo frágil que es
el área marina y cómo las malas prácticas que se hacen en la ciudad tienen una
repercusión en las costas.
En la zona se pueden encontrar
peces loro, actualmente en riesgo de extinción, fundamentales para el
equilibrio del ecosistema ya que mantienen a raya la proliferación de algas.
También hay langostas, pulpos, ostiones, cambute, tiburones punta blanca,
tortugas carey, verde y lora, indicadores de que el ecosistema está sanando.
Costa Rica se ha caracterizado por su imagen de impulsar un turismo sostenible y la protección del ambiente. En su área terrestre e insular protege un total de 13.000 kilómetros cuadrados, para un 25 % del total de su territorio. Su meta es llegar al 30 %. Pero en las áreas marinas protege 15.000 kilómetros cuadrados, un 2,7 % de su extensión, lejos del 10 % que era el compromiso internacional para 2020.