Cuidemos el planeta y otras mentiras que nos están dañando

Cuidemos el planeta y otras mentiras que nos están dañando

06/05/2025 0

Hola, soy Alejandra Gonçalves Mendes hace más de 15 años que me dedico a hablar de sustentabilidad y me di cuenta de que hay frases que hacen mucho daño, Cuidemos el planeta!!!!!.

Quiero hablarte de esa imagen hipócrita que encuentras en cada oficina «eco-friendly»: el cartel con un planeta sonriente y un «¡Cuidemos el planeta!» que parece diseñado para jardin de niños, pero está pensado para los ¨adultos¨. Pues hoy lo digo claro: en 2024, mientras el 80% de los acuíferos del mundo se agota y la NASA anuncia que Lagos será inhabitable en 2050, estos mensajes infantiles no son ingenuos. Son la cortina de humo perfecta para que no veamos el incendio.

La verdad tras el smiley verde

Cuando las mismas empresas que financian campañas con arcoíris y árboles felices son las 100 corporaciones causantes del 71% de las emisiones globales (Carbon Majors), algo huele mal, no se condice lo que dicen con los resultados reales. Y no es metáfora: es el greenwashing convertido en arte. Mientras tú llevas a reciclar tu botella de agua (solo el 8.6% se recicla realmente), ellas extraen, contaminan y te venden la fantasía de que «cuidar el planeta» depende de un cartel en la cocina. ¿Por quien nos toman?

La ciencia es contundente: el 75% de los ecosistemas terrestres están degradados (IPBES), y fenómenos como el «wet bulb» ( o efecto del bulbo húmedo)—ese asesino climático que combina calor y humedad para colapsar el cuerpo humano en horas— convertirán ciudades enteras en trampas mortales. Dubai ya lo sabe: por eso construye ciudades bajo domos, mientras el resto seguimos pegando stickers sonrientes en las paredes.  (plan de adaptación climática)

Tu cuerpo es la factura (y nadie te avisó)

Aquí entra lo peor: los disruptores endocrinos. Esos químicos ocultos en plásticos, pesticidas y hasta en tu crema facial que alteran tu sistema hormonal. La OMS los vincula con cáncer, infertilidad y daño neurológico. Son el legado tóxico de un sistema que prioriza el PBI sobre la vida. Mientras las industrias repiten «crecimiento sostenible», tus células acumulan veneno.

¿Soluciones? Las hay, pero requieren algo más que discursos bonitos: Costa Rica lo demostró con su ley de Pagos por Servicios Ambientales. Allí, quien usa agua debe financiar la reforestación que la produce. No es altruismo: es contrato legal. El resultado: 60% de bosques y 99% de energía renovable. Un modelo que grita: «Devolución obligatoria, no caridad». Aunque ya requiere repensar los sistemas .

El día después del meme

Seamos crudos: cuando el «wet bulb» alcance los 35°C en Mumbai, ni el meme más viral nos salvará. Cuando los disruptores endocrinos disparen tus probabilidades de cáncer, ningún hashtag #EcoFriendly bajará tu fiebre. El planeta no necesita tu performativa sonrisa verde: necesita que exijas lo único que funciona:

🔴 Que las corporaciones paguen por lo que roban (si extraen agua, reponen acuíferos).
🔴 Que los gobiernos prioricen salud y recapitulen el  PBI desarrollando indicadores de bienestar del ambiente y las personas también y no sólo el crecimiento económico a cualquier precio.  (prohibiendo químicos letales, no «recomendando» su uso).
🔴 Que rompamos la farsa (si tu empresa pone carteles «verdes» pero financia lobbies contaminantes, es cómplice).

Cierro con esto: La próxima vez que veas ese planeta sonriente, recurdá que no somos niños jugando a salvar el mundo. Somos adultos evitando nuestra propia extinción. Y eso no se arregla con carteles… se arregla con devolución obligatoria, sin negociación.

📌 ¿Te dolió? Difúndelo donde duela.
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Alejandra Gonçalves Mendes
alejandra
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