Cultivos de cobertura para el mejoramiento del suelo
Permiten mejorar la
fertilidad del suelo y la calidad del agua, reducir los costos de insumos,
incrementar la productividad, biodiversidad, reducir la degradación de los
recursos naturales, controlar malezas, plagas y enfermedades.
Por Roberto Andrés para Sustentartv
A nivel mundial, los sistemas
agrícolas se enfrentan a muchos desafíos. Uno de ellos es aumentar la
producción de alimentos reduciendo los efectos nocivos sobre el ambiente
mitigando el cambio climático a través de prácticas sustentables.
Una de las prácticas que
actualmente está tomando importancia por los servicios que ofrece a los
sistemas agrícolas es el uso de cultivos de cobertura, cuya incorporación en
rotaciones agrícolas podría ser una opción viable para incrementar la
estabilidad ecológica y resiliencia de los agroecosistemas, contribuyendo a una
mayor productividad.
Los principales beneficios de
los cultivos de cobertura son la protección de la estructura del suelo,
fertilidad del mismo, mantenimiento de la humedad, control biológico, reducción
del agua, reducción de la erosión, mayor producción de alimentos, fibras,
preservación de la biodiversidad y secuestro de carbono.
¿Qué son los cultivos de
cobertura?
Los cultivos de cobertura son
aquellos cultivos ambientales que se siembran como cobertura vegetal,
permanente o temporal, en asociación con otras plantas para conservar las
características del suelo o el mejoramiento de su estructura.
Permiten mejorar la fertilidad
del suelo y la calidad del agua, reducir los costos de insumos, incrementar la
productividad, biodiversidad, reducir la degradación de los recursos naturales,
controlar malezas, plagas y enfermedades.
Los cultivos de cobertura son
de interés en la agricultura sostenible. Los agricultores seleccionan el tipo
de cultivo en función de sus necesidades u objetivos. Sus funciones son amplias
o de multipropósitos, aunque no se trata de nueva tecnología.
Su uso como abono verde
permite aumentar la fertilidad del suelo y manejar su variedad de nutrientes. También,
mejoran la calidad y la estructura del suelo por el incremento de los niveles
de materia orgánica o biomasa de dichos cultivos en el tiempo, reduciendo la
erosión del mismo y evitando la escorrentía superficial.
Por otra parte, al mejorar la
estructura y reducir la erosión del suelo, también se lograr reducir la
velocidad y cantidad de agua que sale del campo, aumentando la humedad y
conservación del agua en ambientes templados.
Sin duda alguna, este cultivo
combate la germinación de malezas por el espacio, luz y nutrientes, por medio
de la formación de una capa de mantillo en la superficie del suelo. También
actúa como “cultivo trampa” dentro de los agroecosistemas, alejando a la plaga
de la cosecha principal. De igual forma, atraen a los depredadores naturales de
las plagas logrando un control biológico en el hábitat.
Los cultivos de cobertura rompen
los ciclos de enfermedad y combaten las poblaciones de bacterias, fúngicas,
parásitos y hongos, y como control biológico, contribuyen al mejoramiento del
hábitat para la agrobiodiversidad, aumentando la vida silvestre.
Leguminosas
Entre las opciones
disponibles, está el uso de leguminosas que aportan nitrógeno (N) extra
proveniente de la fijación biológica y, en combinación con gramíneas, disminuye
las pérdidas de N por lixiviación, recicla nutrientes dentro del sistema y
mejora el funcionamiento edáfico. Sin embargo, cómo su uso afecta las emisiones
de gases de efecto invernadero todavía es incierto.
En los últimos años, los
cultivos de cobertura han recibido gran atención por parte de los científicos y
los agentes del desarrollo preocupados por la productividad y la sostenibilidad
de los sistemas agrícolas del mundo en desarrollo. El fríjol terciopelo se
destaca entre los cultivos de cobertura estudiados y fomentados.
Es uno de los cultivos de cobertura conocidos en la actualidad más populares para las zonas tropicales y un ejemplo destacado de la contribución potencial de los cultivos de cobertura a los sistemas agrícolas sustentables.
Lo que no se conoce tan bien
es que el fríjol terciopelo fue proclamado hace 75 años “uno de los cultivos
más importantes de reciente introducción”. Se cultivó extensamente en los
Estados Unidos de América a comienzos de este siglo y fue incluido en esa época
en numerosos programas de investigación en África, Asia y América Latina, con
resultados variados. También ha sido cultivado con éxito durante más de 40 años
por agricultores indígenas de Centroamérica.
En resumen, los cultivos de servicios ambientales juegan un papel fundamental en la agricultura ecológica, promoviendo la sostenibilidad y la producción de los sistemas agroecológicos.