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¿Por qué no prosperó el auto ecológico de Ford?

09 de noviembre del 2021


En 1941 la compañía norteamericana debutó en la producción sustentable con el Soybean Car (automóvil de soja) convirtiéndose en una de las primeras industrias en usar bioplásticos en las carrocerías. El automóvil, fabricado originalmente en la década del 30 a partir de plantas, era biodegradable, a diferencia de las carrocerías tradicionales de plásticos elaboradas a partir de hidrocarburos. Aún estaba muy lejos de los vehículos híbridos o eléctricos que se conocen hoy, pero era todo un avance para la época.

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Según el Centro de Investigación Benson Ford, dedicado a preservar la vida y la obra del empresario, con el Soybean Car se unieron las dos pasiones de Ford: combinar los frutos de la industria con los de la agricultura. Entre sus ventajas, aseguraba que los paneles hacían que el automóvil fuera más seguro y liviano que los de acero, material que escaseaba durante la Segunda Guerra. Incluso, podía volcarse sin ser aplastado.

Ford estaba muy convencido de la superioridad del bioplástico con respecto al acero y le auguraba un gran futuro en reemplazo del metal usado en autopartes y otros artículos. Sin embargo, “el auto de soja” nunca llegó a venderse. El prototipo con que fue exhibido al público en un festival en Michigan fue destruido y no quedó siquiera una réplica o la fórmula exacta de los paneles bioplásticos.

¿POR QUÉ NO PROSPERÓ EL AUTO ECOLÓGICO DE FORD?

Los planes para construir un segundo vehículo basado en este plástico de origen vegetal estaban en marcha, pero el proyecto fue abandonado a raíz de la incursión norteamericana en la Segunda Guerra Mundial, más precisamente a causa del ataque japonés en Pearl Harbour en diciembre de 1941, hecho que suspendió la industria automotriz de conjunto.

De acuerdo al Centro de Investigación Benson Ford, el proyecto naufragó porque a la salida de la guerra los esfuerzos se orientaron a las tareas de reconstrucción económica. Otras fuentes sostienen, no obstante, que la abundancia de petróleo barato jugó un rol importante.

Desde entonces, la industria automotriz, una de las principales fuentes de emisiones contaminantes, ha avanzado considerablemente en el diseño de vehículos sustentables, armados con materiales biodegradables, con pocas o libres de emisiones. El antecedente del Soybean Car, que se adelantó por medio siglo, sirve como ejemplo de cómo los desarrollos en ciencia y tecnología pueden cumplir un rol para una transición ecológica que mejore las condiciones de vida en nuestro planeta.

ACUERDO DE GLASGOW SOBRE VEHÍCULOS DE CERO EMISIONES

Este martes, durante la cumbre climática de Glasgow, más de 100 entidades que representan el 15 % del mercado mundial del automóvil, han firmado un acuerdo de cero emisiones en el sector transporte. Países, fabricantes, ciudades, regiones y propietarios de flotas pactaron el fin del camino para los vehículos de gasolina y diésel, que serán eliminados progresivamente y sustituidos por vehículos de cero emisiones para 2035 en los mercados clave.

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En América Latina, México, Argentina, Chile y Paraguay, mercados automovilísticos clave en la región, han acordado poner fin a las ventas de vehículos nuevos con combustibles fósiles para 2040. En 2019 se vendieron cerca de 1,8 millones de coches en estos cuatro mercados. México y Argentina se comprometieron por primera vez a eliminar los motores de combustión interna, mientras que Chile anunció que prohibiría la venta de vehículos de gasolina y diésel en octubre de 2035. Por su parte, Costa Rica adelantó su fecha de finalización de 2050 a 2040.


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