El cambio climático favorece la transmisión de enfermedades infecciosas
Lo señaló The Lancet en su
Informe 2020 sobre salud y cambio climático. Desde 1950 aumentó la capacidad
para la transmisión de dengue, malaria y bacterias patógenas Vibrio.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
El cambio climático está afectando el riesgo para los seres humanos y la distribución de muchas enfermedades infecciosas, incluidas las transmitidas por vectores, alimentos y agua.
The Lancet Countdown, una colaboración internacional establecida para proporcionar un sistema de monitoreo global e independiente dedicado a rastrear el perfil de salud emergente del clima cambiante, señala en su informe 2020 que :
“las condiciones climáticas cambiantes son cada vez más adecuadas para la transmisión de numerosas enfermedades infecciosas”.
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El reporte señala que de 1950 a 2018, la idoneidad climática global para la transmisión del dengue aumentó en un 8,9 % para Aedes aegypti y un 15,0 % para Aedes albopictus. “Aunque la idoneidad promedio para el dengue siguió siendo baja en Europa, 2018 fue el año más adecuado registrado hasta ahora para ambas especies de vectores en esta región, con un cambio desde la línea de base de la década de 1950 de 25,8 % para A. aegypti y 40,7 % para A. albopictus”, informan.
¿Somos más vulnerables a las enfermedades?
De 2010 a 2016, la
vulnerabilidad a las enfermedades transmitidas por mosquitos disminuyó
sustancialmente en las cuatro regiones más vulnerables de la OMS (la región del
Pacífico Occidental, la región de África, la región de Asia Sudoriental y la
región de las Américas), lo que refleja mejoras considerables en sus
capacidades básicas de salud. Sin embargo, de 2016 a 2018, esta tendencia
comenzó a detenerse y luego se revirtió, “con más datos necesarios para
confirmar cualquier cambio a largo plazo”, advierten los investigadores.
Con respecto a la malaria, en
2015-19, la idoneidad para su transmisión en las zonas montañosas fue 38,7 %
más alta en la región africana y 149,7 % más alta en la región del Pacífico
Occidental en comparación con la línea de base de la década de 1950. “Ha habido
aumentos significativos en la idoneidad ambiental para la transmisión de la
malaria falciparum en las zonas montañosas de cuatro de las cinco regiones
endémicas de malaria”, indican.
El aumento de calor ayuda a la dispersión de los virus y bacterias
En cuanto a las bacterias
patógenas Vibrio, la zona costera apta para las infecciones en los últimos 5
años “ha aumentado en latitudes septentrionales (40-70° N) en un 50,6 % en
comparación con la línea de base de los años 80. A nivel regional, el área de
costa apta para Vibrio spp se ha incrementado en un 61,2 % para el Báltico y un
98,9 % para el Atlántico nororiental. En 2019, por segundo año consecutivo, la
totalidad de la costa báltica fue apta para la transmisión de la bacteria
Vibrio”.
El 2020 report of The
Lancet Countdown on health and climate change: responding to converging crises
presentó en total 43 indicadores en cinco secciones: impactos, exposiciones y
vulnerabilidades del cambio climático; adaptación, planificación y resiliencia
para la salud; acciones de mitigación y cobeneficios para la salud; economía y finanzas;
y participación pública y política.
El informe representó los
hallazgos y el consenso de las 35 instituciones académicas líderes y agencias
de la ONU que componen The Lancet Countdown, y se basó en la experiencia de
científicos climáticos, geógrafos, ingenieros, expertos en energía, alimentos y
transporte, economistas, cientistas sociales y políticos, científicos de datos,
profesionales de la salud pública y médicos.
Dado que la temperatura media mundial ha aumentado a 1,2° C más que en la época preindustrial, los indicadores contenidos en el informe de 2020 proporcionan información sobre los impactos del cambio climático en la salud hoy y en el futuro. Ante estos problemas, la respuesta de la profesión sanitaria sigue cobrando impulso.
El gasto en adaptación del sistema de salud aumentó en un 12,7 % en 2019 hasta los 18,4 mil millones de dólares.
En poco más de 10 años, la investigación original sobre la salud y el cambio climático se ha multiplicado por ocho y, en la mitad de ese tiempo, las instituciones sanitarias con activos totales de 42.000 millones de dólares se han despojado de sus propiedades de las industrias de combustibles fósiles. Liderados por países de bajos ingresos, más gobiernos están vinculando la salud y el cambio climático en sus discursos anuales en el Debate General de la ONU y sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) en el marco del Acuerdo de París.