Hoy son mil millones las
personas que viven en ciudades que cuentan con objetivos de energías renovables,
una cuarta parte de la población urbana mundial.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
Las ciudades pueden jugar un
rol esencial en la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero y
la contaminación del aire. Las prohibiciones de los combustibles fósiles se
multiplicaron por cinco en 2020 y la pandemia ha puesto de relieve la batalla
global urbana por un aire más limpio y un mejor futuro.
Así lo indica la edición 2021
del Renewables in Cities Global Status Report de REN21, un informe
publicado este jueves 18 de marzo que realiza un balance de los esfuerzos de
transición energética de las ciudades en todo el mundo, y que revela que
alrededor de mil millones de personas viven en ciudades que cuentan con un objetivo
o política de energías renovables.
“Los Gobiernos de las ciudades utilizan diferentes tipos de objetivos, políticas y acciones para mostrar su ambición de energía renovable”, señala REN21. “En general, más de mil millones de personas, alrededor del 25 % de la población urbana, vivían en una ciudad con un objetivo o una política de energía renovable en 2020”.
AUMENTO DEL CONSUMO DE ENERGÍA URBANA
La ambición de las ciudades de
apoyar el despliegue de las renovables es relevante porque el uso de energía
urbana ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. En 1990 las ciudades
representaban menos de la mitad (45 %) del uso global de energía final, pero
para 2018 esta proporción había aumentado a alrededor de las tres cuartas
partes.
Hoy las ciudades liberan una proporción similar de emisiones de CO2 relacionadas con la energía a nivel mundial. Según el informe, “las ciudades albergan ahora a más del 55 % de la población mundial, y los habitantes urbanos de todo el mundo se ven afectados negativamente por la quema de combustibles fósiles”.
“La demanda de energía en las
ciudades ha aumentado en todos los sectores de uso final (energía, transporte,
industria y edificios) debido principalmente al aumento del crecimiento de la
población mundial, la urbanización y la actividad económica urbana”, indican.
POTENCIAL URBANO INFRAUTILIZADO
“Con su impacto a escala, las
ciudades son nuestra mejor apuesta para planificar, desarrollar y construir un
futuro renovable. Sin embargo, con demasiada frecuencia, su potencial de
transformación permanece enormemente infrautilizado”, sostiene la directora ejecutiva
de REN21, Rana Adib.
“Es un trabajo difícil el
convertir en realidad las ambiciones de bajas emisiones de carbono en entornos
ya construidos y densamente poblados. Los Gobiernos nacionales deben colocar el
dinero, la capacidad y, sobre todo, los poderes legislativos en manos de las
autoridades locales”, agrega.
El Renewables in Cities
Global Status Report señala que las operaciones a nivel municipal
representan solo un pequeño porcentaje del uso de energía urbana, incluidos los
edificios públicos, los servicios municipales y las flotas de vehículos. La
mayor parte se utiliza a nivel de toda la ciudad, en forma de electricidad,
calefacción y refrigeración (para edificios residenciales, comerciales y
actividades industriales) y transporte privado.
AVANCES, PERO AÚN ES INSUFICIENTE
A menudo, la compra de
electricidad renovable para operaciones urbanas es uno de los primeros pasos
que toman los líderes locales. Según Adib, “ciudades como Hamburgo, San
Francisco y Shanghai muestran que cuanto más ambiciosas son, más firme se hace
la idea de tener energías renovables en todas partes. Las ciudades imponen
estrictos códigos de edificación y obligaciones de energía renovable. Pero lo
más importante es que establecieron una fecha límite para el uso de gas,
petróleo y carbón”.
En 2020 fueron 43 las ciudades que ya lo habían hecho y aplicaron prohibiciones de combustibles fósiles en el sector de calor y transporte, cinco veces más que en 2019. Así, una cuarta parte de la población urbana mundial vive en ciudades donde tienen un objetivo o una política de energía renovable.
Sin embargo, para la directora ejecutiva de REN21 esto no es suficiente. “Por muy inspiradores que sean estos ejemplos todavía estamos muy lejos de lo que se necesita para frenar el cambio climático a tiempo”, concluye Adib.