En 1998 un grupo de amigos
impulsó un proyecto de vivienda cooperativa ecológica cuyos inodoros fueron tan
exitosos que pasaron a ser objeto de estudio tanto para técnicos de distintos
países como para funcionarios ambientales.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
Gebers fue durante gran parte del siglo XX un hogar de ancianos y recreación perteneciente a la Fundación Geberska, ubicado junto al lago Drevviken y una reserva natural, en la localidad sueca de Orhem, al sur de Estocolmo. Sin embargo, para mediados de los años 90 el lugar estaba abandonado. Así fue como una red de amigos y vecinos de Bagarmossen, un barrio cercano, que tenían la costumbre del picnic y de celebrar juntos, comenzaron a hablar una noche sobre la casa de sus sueños. Nacía el proyecto Gebers, impulsado por la asociación Ekologisk Kollektivboende i Orhem (EKBO) en colaboración con la Asociación Nacional de Sociedades de Ahorro y Construcción de Inquilinos (HSB).
En Gebers viven unas 80 personas.
El lugar cuenta con 32 departamentos, que incluyen una gran cocina, un comedor
y un sauna sobre una superficie habitable de 3500 m2. Uno de sus principales
objetivos fue el de la protección del medioambiente y la instalación de
sistemas que cierren el circuito en la mayor medida posible. Esto resultó en la
implementación de un sistema de saneamiento holístico que recicla todos los
nutrientes de los desechos humanos en beneficio de la agricultura.
Desde el principio, la asociación EKBO decidió instalar un método que pudiese separar la orina de las heces, con los inodoros desviadores de orina de una sola descarga, instalándose el modelo ES-Classic de Wost Man Ecology AB. Con este modelo, el urinario se enjuaga con solo 0,1 litros de agua. Se canaliza en tuberías de polipropileno de 50 mm de diámetro a grupos de tanques de recogida de polipropileno de 10 a 15 m³ debajo de la vivienda.
Las heces se recogen sin
enjuagar y caen directamente a través de tubos de gravedad de 200 mm de
diámetro en contenedores de plástico ordinarios individuales de 140 litros en
el sótano, que se retiran cuando están llenos.
No se permite arrojar residuos
sólidos adicionales al inodoro. Un sistema de extracción conduce el aire de la
salida de ventilación de los baños a través del área de recolección de heces y
hacia un tubo de ventilación en el techo de la casa. Esto mantiene los contenedores
de heces bajo presión negativa, mejora su deshidratación y elimina los olores
incluso cuando los inodoros están en uso.
En la actualidad, las aguas
grises no se tratan localmente. En cambio, se lleva por gravedad a las
alcantarillas convencionales y a la planta de tratamiento de aguas residuales
de Henriksdals, la primera planta de tratamiento de aguas residuales del mundo
construida en roca.
Los tanques de orina debajo de
la casa se vacían de dos a tres veces al año. Luego el material es transportado
a una granja a 30 km al sur de Estocolmo, donde se almacena en tres depósitos de
150 m³ durante 6 meses por razones higiénicas. La orina tratada se utiliza
luego como fertilizante en la agricultura y es suficiente para aproximadamente
2 ha de cebada.
Cuando están llenos, los
contenedores de heces se transportan a un sitio de compostaje, aproximadamente
a 200 metros del edificio. En donde solo es necesario retirarlo después de cinco
o seis años.
La adaptación a los procesos
naturales y el reciclaje fueron y siguen siendo los principales objetivos del
proyecto Gebers. El uso y reutilización de todo el material relacionado con el
sitio y un uso estricto de materiales de construcción ecológicos fueron máximas
para la obra. Se fundó una cooperativa de compra y venta conjunta de los departamentos.
Otro objetivo ha sido el de
minimizar el consumo de agua potable pública aumentando el uso de agua de lago
y de lluvia, así como proporcionar un humedal construido para el tratamiento de
aguas grises.
La calefacción central de gasoil fue reemplazada por un horno de pellets con un tanque acumulador para los requisitos máximos de calefacción. Los paneles solares se utilizan para calentar agua. Todo el equipo eléctrico está libre de PVC y es lo más energéticamente económico posible. Además, el compostaje de heces se combina con residuos orgánicos domésticos.