Glifosato en el Paraná: Parte I
Glifosato en el Paraná: Parte I
Ariel Genovese, explica que a mediados de julio pasado ha sido publicado en medios de comunicación masiva los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores del Conicet, que reveló la presencia de glifosato en la cuenca del río Paraná, en tanto que registró “altos niveles” del mismo herbicida en los sedimentos acumulados en la desembocadura de 23 arroyos y cursos que tributan a sus aguas desde el río Pilcomayo hasta el Luján. La investigación, en la que colaboró la Prefectura Naval, fue publicada por la revista “Enviromental Monitoring ad Assessment” y es la primera de esa escala realizada en la cuenca del Paraná. La información fue recabada entre 2011 y 2012 para conocer cómo los afluentes del río transportan materiales por movilidad hídrica natural y “el estado de salud de todos los afluentes conectados con el Paraná”.
Mediciones registradas de glifosato
Uno de los investigadores, el Dr. Damián Marino, quien pertenece al Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA) que depende de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), afirma que, de acuerdo con las mediciones registradas, en la parte superior de la cuenca se registraron valores no detectables, aunque la huella del glifosato se intensifica hacia la fase final de la zona del río Luján, con registros de algunos miligramos por kilo.
Y precisa, además, que el glifosato es poco afín a permanecer en el agua, por eso fue detectado en una baja concentración en el centro del río. El relevamiento indica que el herbicida tiende a adherirse en el fondo y se acumula en el barro. Por este motivo, la tendencia es que se mueva hacia las costas y se acumule en las playas.
Por el momento, se desconoce el lapso que el glifosato podría permanecer en el ambiente, aunque la referencia, aportada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, es que el glifosato está considerado un contaminante pseudopersistente, lo que significa que el ambiente está recibiendo una cantidad superior de la que puede degradar.
Informe del INTA 2015
En el año 2015 el INTA elaboró un informe titulado “Los plaguicidas agregados al suelo y su destino en el ambiente”. Allí, entre otros aspectos, se da cuenta que la producción de granos en Argentina se ha incrementado tanto en superficie cultivada como en rendimientos.
– En la campaña 1970-1971 la superficie sembrada fue de 19.411.550 ha
– en la campaña 2012-2013 alcanzó las 35.965.843 ha
Lo que representa un incremento del 185,3% de superficie sembrada. Con respecto a los rendimientos, el incremento fue de un 416,4% pasando de 22.498.308 Tn a 103.796.664 Tn en igual período de tiempo.
Si se desglosa la producción de granos en cereales y oleaginosas, el cambio fue significativo, observándose actualmente un predominio de superficie sembrada con oleaginosas. Por ejemplo, si se comparan las campañas 1970-1971 y 2012-2013, se observa que el porcentaje de superficie sembrada con oleaginosas aumentó de un 8,5% a 60,3% mientras que, en el caso de los cereales, disminuyó de 64,8% a 29,1%.
¿La química controle a la biología?
Afirma el informe que este cambio se debe en gran medida a la adopción de un paquete tecnológico que involucra el sistema de siembra directa y la semilla genéticamente modificada resistente a herbicidas, ocupando los cultivos transgénicos, 23 millones de ha. “…El actual modelo de agricultura industrial o modelo extractivo ha pretendido que la química (en este caso, los plaguicidas) controle a la biología, simplificando así la toma de decisiones …”.
Plaguicidas: su permanencia en el ambiente
El informe también explica que el destino de un plaguicida en el ambiente está gobernado por los procesos de retención, transporte y de degradación, como por su interacción. Estos procesos suelen ser los responsables de la diminución de la cantidad original aplicada de plaguicida, y que un proceso predomine sobre otro va a depender de las propiedades físico-químicas de los plaguicidas y de las características del suelo.
Con esto, podemos aventurar que, ya sea a consecuencia del transporte por deriva, escorrentía superficial o lixiviación, parte de los agroquímicos que actualmente se utilizan en la matriz productiva de los suelos de la región se están depositando en la cuenca del Paraná. Y dejamos para otra instancia de análisis la consideración de si se han de entender estos como sustancias o residuos peligrosos, cuestión recientemente abordada por el Tribunal Superior de Córdoba.
Amparo de leyes Nacionales y Provinciales
Como consecuencia de la organización federal de la Nación (CN 1), el resultar los recursos naturales de dominio originario de las provincias (CN 124), y conservar éstas todo el poder no delegado al Gobierno federal (CN 121), la actividad se encuentra reglada fundamentalmente por leyes provinciales, y más recientemente por ordenanzas municipales por razones de salubridad de la ciudadanía.
No obstante ello existen una serie de antiguas leyes nacionales que contemplan restricciones en el uso de ciertas sustancias químicas -generalmente organoclorados- (l 18073, 18796), tolerancias y límites administrativos a sus residuos (l. 20418), disposiciones en el Código Alimentario Argentino (l. 18284), la ley de residuos peligrosos (l 24051), los Convenios de Basilea (l 23922 -residuos peligrosos-), Rotterdam (l 25278 -productos químicos prohibidos, rigurosamente restringidos, formulaciones plaguicidas extremadamente peligrosas-) y Estocolmo (l 26.061 -contaminantes orgánicos persistentes-), resoluciones del SENASA y el Decreto 21/2009 que crea la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos (CNIA), solo por citar las fuentes más relevantes. Su sola enunciación describe una “polución” legislativa de difícil abordaje y coordinación.