“La presencia de plásticos
en el entorno prenatal podría alterar el equilibrio en las respuestas que adopta
el sistema inmunológico del niño hacia el entorno externo”, advierte
especialista.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
Según un estudio publicado
recientemente en Environment International, “seis placentas humanas,
recolectadas de mujeres que dieron su consentimiento con embarazos
fisiológicos, fueron analizadas por microspectroscopía Raman para evaluar la
presencia de microplásticos. En total, se encontraron 12 fragmentos
microplásticos (de 5 a 10 μm de tamaño), de forma esférica o irregular, en 4
placentas (5 en el lado fetal, 4 en el lado materno y 3 en las membranas
corioamnióticas)”.
El médico Antonio Ragusa, líder
del estudio, advierte que “cuando el feto en su desarrollo identifica el
material sintético como parte de sí mismo, la presencia de plásticos en el
entorno prenatal podría alterar el equilibrio en las respuestas que adopta el
sistema inmunológico del niño hacia el entorno externo”.
El estudio, titulado Plasticenta:
First evidence of microplastics in human placenta, estuvo a cargo de Antonio
Ragusa, Alessandro Svelato, Federico Baiocco, Simonetta Draghi, Elisabetta
D’Amore, Criselda Santacroce, Piera Catalano, Fabrizio Papa y Mauro Ciro
Antonio Rongioletti, de los departamentos de Obstetricia y Ginecología, y de
Anatomía Patológica del Hospital San Giovanni Calibita Fatebenefratelli.
También contó con la participación de Valentina Notarstefano, Oliana Carnevali
y Elisabetta Giorgini, del Departamento de Ciencias Ambientales y de la Vida de
La Universidad Politécnica de la Marca, y de Denise Rinaldo y Maria Matta, del
Hospital de Bolonia y la Universidad de Pavia, respectivamente.
Los microplásticos son
partículas de menos de cinco milímetros derivadas de la degradación de los
objetos plásticos presentes en el ambiente, y pueden pasar de este a los
organismos vivos, incluidos los mamíferos. Según explica Ragusa, “el
descubrimiento de microplásticos en la placenta sugiere una posible presencia
también en el feto, aunque no buscamos estas partículas en los niños después
del nacimiento”.
“Los riesgos para la salud del
bebé aún no son seguros, pero ya sabemos por otros estudios internacionales que
el plástico puede, por ejemplo, alterar el metabolismo de las grasas. Además,
la placenta y la membrana amniótica son el entorno que garantiza la formación
del yo y la identificación de lo diferente de uno mismo”, agregó.
El estudio reveló que, de las
partículas encontradas, tres fueron identificadas como polipropileno teñido y
una como polímero termoplástico, mientras que en nueve solo fue posible
identificar los pigmentos, todos utilizados para revestimientos artificiales,
pinturas, adhesivos, yesos, pinturas para dedos, polímeros y cosméticos y
productos de cuidado personal.
En el último siglo, la
producción mundial de plásticos alcanzó los 320 millones de toneladas (Mt) por
año, y más del 40 % se utiliza como envases de un solo uso. En Europa, la
producción alcanzó los 58 millones de toneladas en 2014. La degradación que
sufren los plásticos cuando se liberan al ambiente es un problema grave. Los
agentes atmosféricos, como las ondas, la abrasión, la radiación ultravioleta y
la fotooxidación en combinación con bacterias, degradan los fragmentos de
plástico en micro y nanopartículas. La mayor parte de los fondos marinos en
todo el mundo y en el Mediterráneo en particular, están hechos de plástico,
resultado de los residuos recogidos en las costas y en el mar.
Los microplásticos no se
derivan solo de la fragmentación de piezas más grandes, también se producen en
estas dimensiones para usos comerciales. Además, hay varios informes de microplásticos
en alimentos, y en particular en mariscos, sal marina y en agua potable.
También se han detectado microplásticos en el tracto gastrointestinal de animales
marinos, y también en el intestino humano. En el interior de los tejidos, los microplásticos
son considerados cuerpos extraños por el organismo huésped y, como tales,
desencadenan inmunorreacciones locales.
En este estudio, por primera
vez, se detectaron varios fragmentos en muestras de placenta humana mediante
microspectroscopía Raman, una técnica vibratoria bien evaluada ampliamente y
aplicada con éxito en el campo biomédico, para caracterizar tanto muestras
biológicas, como para detectar la presencia de microplásticos y micropartículas
en general.
La placenta regula finamente el ambiente fetal a materno e, indirectamente, al externo, actuando como una interfaz crucial a través de diferentes mecanismos complejos. La posible presencia de microplásticos artificiales en este órgano puede dañar la delicada respuesta de diferenciación entre lo propio y lo ajeno con una serie de consecuencias relacionadas sobre el desarrollo embrionario que deben definirse.