Jóvenes rosarinos reciclan residuos informáticos como salida laboral
Jóvenes rosarinos reciclan residuos informáticos como salida laboral
A partir de las jornadas de recolección de residuos informáticos que lleva a cabo mes a mes la Municipalidad de Rosario, se inició un emprendimiento destinado a jóvenes que implica capacitación en informática y separación de residuos de este tipo.
Donde algunos ven un monitor obsoleto o un teclado en desuso, otros descubren una oportunidad. Con esa filosofía funciona Reciclados Electrónicos, emprendimiento social impulsado por el municipio dedicado al reciclado de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que brinda capacitación y una salida laboral a jóvenes de barrio Las Flores. “Este es un espacio de trabajo, una oportunidad de aprender algo”, contó Javier, uno de los cinco protagonistas de este proyecto.
El quinteto conformado por Javier (17 años), Antonio (21), Ezequiel (17), Gustavo (17) y Eduardo (17) se encuentra diariamente para trabajar en el espacio lindero al Centro de Convivencia Barrial Molino Blanco, ubicado en Boquerón 639, en la zona sur de la ciudad. Allí fueron capacitados durante un año en separación de materiales y en reparación de computadoras y encontraron una ocupación que les brinda una posibilidad de inserción social y un ingreso.
“Me había enterado que acá hacían reparación de PC, entonces me metí. Me gusta, estoy contento. Antes estaba todo el día desocupado, ahora por lo menos puedo estar unas horas trabajando”, agregó Javier, quien había hecho un curso de electrónica y no encontraba un espacio para trabajar.
Capacitación de los jóvenes
La capacitación que reciben los jóvenes es brindada por el ingeniero en electrónica Eduardo Rodríguez, quien es el encargado técnico y uno de los gestores del proyecto. La misma dura un año, se cursa 3 veces por semana, y abarca varios aspectos que incluyen las temáticas de residuos, desarmado e identificación de componentes y de equipos y –como última etapa– reacondicionado, es decir volver a poner en marcha las máquinas e instalarle los sistemas para que puedan ser utilizadas.
“Todos los meses recibimos lo que la Municipalidad junta en los distritos o en las jornadas de recepción de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos de la Secretaría de Ambiente (y Espacio Público). Se hace una primera selección, se identifican equipos que podrían volver a funcionar y todo lo demás se desarma: plásticos, cables, metales, cobre, aluminio”, explicó Rodríguez.
A partir de estas actividades, los jóvenes consiguen su ingreso semanal. El plástico se desarma, clasifica, se lleva a moler y luego se vende a otros emprendimientos, a la par que se reacondicionan las máquinas y luego se comercializan a particulares o a dependencias municipales.
La determinación de los profesores y acompañantes fue que los jóvenes no dependieran de un subsidio del Estado para obtener un ingreso. “Si pedimos un subsidio, que sea para equipos, para cuestiones técnicas, pero no para los ingresos. Los ingresos tenemos que generarlos nosotros. Tenemos que ser capaces de producir para ganar”, explicó Antonio Lugo, quien hace las veces de nexo entre el emprendimiento y la gestión municipal general de reciclado de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
Orígenes del emprendimiento
“A partir de una posibilidad que nos dio la Municipalidad se empieza a pensar en un proyecto de reciclado de aparatos electrónicos. En el inicio intervino gente de la Municipalidad, del Inti, del Taller Ecologista, de la ONG Nodo Tau, personas que estaban trabajando hace algunos años en proyectos de reciclados”, comentó Eduardo Rodríguez.
Reciclados Electrónicos, el nombre que los jóvenes eligieron para el emprendimiento, comenzó a gestarse como proyecto en 2009 y fue presentado ante la Municipalidad un año después. Al comienzo, la dificultad para materializarse radicó en encontrar el lugar físico para establecer la planta, pero ello quedó subsanado un tiempo después con el espacio en calle Boquerón.
La importancia del trabajo intersectorial
Este emprendimiento es el resultado de un trabajo conjunto de diferentes áreas municipales y organizaciones no gubernamentales. En los comienzos se trabajó con subsidios de la Secretaría de Economía Social, los materiales reciclables provienen del trabajo de gestión integral de residuos de la Secretaría de Ambiente y Espacio Público, mientras que la capacitación es el resultado de un convenio con el Ministerio de Educación, a través del Centro Educativo de Capacitación Laboral para Adultos (Cecla) N° 19. “Yo soy profesor de ahí. Estoy derivado por el Cecla a dar clases aquí”, sostuvo Rodríguez.
Profesores y acompañantes dedicados
“Nosotros tenemos muy en claro por qué venimos a trabajar acá. Eduardo (Rodríguez) dejó la dirección de un Cecla por venir. Uno tiene compromiso con el trabajo social y del barrio, y además nos encanta trabajar con jóvenes. Nos incentiva que el resto vea el trabajo que ellos hacen y que la gente les pregunte”, confió Lugo.
En concordancia, Rodríguez agregó: “Los chicos están entusiasmados con el tema, pero todavía nos falta tiempo y camino para hacer más cosas. La gente que labura acá es gente del barrio que se capacitó y empezó el año pasado. Entonces, hay todo un proceso que hay que seguir con esos muchachos: de organización, de gestión, de adquisición de habilidades. Para mí es muy importante, le pongo todo lo que puedo al proyecto. No hay otro espacio que haga esto y tenga una veta social. Siento que al menos doy algunas satisfacciones”, terminó diciendo.