La producción de alimentos orgánicos en Argentina
Según el presidente de la Organización Internacional Agropecuaria, la producción orgánica es “un modelo de desarrollo alternativo al actual”. Para el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica, “Argentina está entre los primeros productores orgánicos del mundo”. La producción está regulada en el país desde 1999.
Roberto Andrés para
Sustentartv
En Argentina la producción orgánica
está regulada por la ley 25.127/99, según la cual “se entiende por ecológico,
biológico u orgánico a todo sistema de producción agropecuario, su
correspondiente agroindustria, como así también a los sistemas de recolección,
captura y caza, sustentables en el tiempo y que mediante el manejo racional de
los recursos naturales y evitando el uso de los productos de síntesis química y
otros de efecto tóxico real o potencial para la salud humana, brinde productos
sanos, mantenga o incremente la fertilidad de los suelos y la diversidad
biológica, conserve los recursos hídricos y presente o intensifique los ciclos
biológicos del suelo para suministrar los nutrientes destinados a la vida
vegetal y animal, proporcionando a los sistemas naturales, cultivos vegetales y
al ganado condiciones tales que les permitan expresar las características
básicas de su comportamiento innato, cubriendo las necesidades fisiológicas y
ecológicas”.
Según Pedro Landa, presidente
de la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), que desde 1991 opera como
certificadora de productos vegetales, animales y procesados, la producción
orgánica es “un modelo de desarrollo alternativo al actual. Dichas dimensiones
están relacionadas con el cuidado del territorio a través del mantenimiento de
las poblaciones rurales; la generación de redes de pequeños productores, sólo
viables gracias al asociativismo; el fomento del consumo local; el cuidado del
entramado social y la revitalización de las comunidades rurales”.
“Hay otras dimensiones sobre
las que actualmente se está explorando su impacto, de las cuales destacaremos
dos. En primer lugar, quizás la más relevante, la Agricultura Regenerativa, uno
de los umbrales más elevados de la Producción Orgánica que está impactando en
todos los sistemas productivos. Y, en segundo término, la indagación de
tecnologías amigables con el medio ambiente, hoy también en uso en la
agricultura convencional”, agrega.
La producción orgánica es un
sistema o modelo productivo con características específicas. Si bien es similar
en sus componentes a otras cadenas agroalimentarias, sus eslabones son más cortos
y su impacto en cada uno de ellos es considerado en la gestión de los alimentos.
La cadena está integrada por productores primarios, distribuidores,
comercializadores, exportadores, supermercados, tiendas especializadas y
transportistas. Pero además cuenta con sistemas de distribución domiciliaria,
ferias y diversos puntos de venta.
La producción orgánica y el
consumo de sus productos crecen muy rápidamente a nivel mundial. En la
actualidad hay alrededor de 43,7 millones de hectáreas manejadas orgánicamente
en 172 países cuya producción se orienta hacia la exportación.
Según el Movimiento Argentino
para la Producción Orgánica (MAPO), que desde hace 20 años reúne a todas las
entidades, personas, empresas u ONG que se relacionan de algún modo con la
producción orgánica, “Argentina está entre los primeros productores orgánicos
del mundo. En nuestro país se logran alimentos y productos con un alto valor agregado,
nutritivos, saludables y certificados que provienen de campos de las 23
provincias argentinas, donde se emplean especialmente tecnologías de proceso y
manejo que requiere de importante mano de obra y capacitación”.
“Este tipo de producción se
convierte en una muy buena alternativa para mejorar los ingresos de los
productores y de la agricultura familiar, es por ello que es una
responsabilidad ineludible difundir sus beneficios y favorecer su
implementación. El consumo de productos orgánicos crece en el mundo de la mano
de la creciente preocupación de los consumidores por acceder a productos
saludables”, señalan.
Argentina cuenta con una
estructura legal de fiscalización que es reconocida internacionalmente y que se
apoya en una normativa que regula la actividad que es equivalente a las que
poseen la Unión Europea (EU) y con acuerdos con Japón.
“Esta situación -señala MAPO- sumada a la existencia de certificadoras con acreditaciones internacionales y a la gran diversidad productiva que tiene nuestro país nos permite la exportación a diversos destinos donde Argentina tiene un prestigio ya ganado en años de inserción y respuesta”.