Entre 1904 y 1971 la caza comercial acabó con 42.698 ejemplares locales. Aunque la caza legal cesó en la década de 1960, rara vez se les volvió a ver en las islas.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
Estudios sistemáticos entre
1998 y 2018 dieron como resultado un solo avistamiento de ballena azul en las islas
Georgias del Sur. Sin embargo, desde 2018 se han incrementado tanto los
avistamientos como las detecciones de sus vocalizaciones. Una encuesta
realizada en 2020 dio como resultado 58 avistamientos de ballenas azules y se
detectaron vocalizaciones en 31 sonoboyas desplegadas en el Océano Austral.
“En total, 41 ballenas azules
fueron identificadas fotograficamente en las Georgia del Sur entre 2011 y 2020,
ninguna de las cuales coincidió con las 517 ballenas del actual catálogo
antártico. Estos datos recientes sugieren que las ballenas azules han comenzado
a regresar a las aguas de las Georgia del Sur”, concluyen especialistas en una
reciente investigación.
El estudio, titulado South
Georgia blue whales five decades after the end of whaling y publicado el
pasado 19 de noviembre en la revista Endangered Species Research (ESR), estuvo
a cargo de las ecólogas marinas Susannah Calderan, de la Asociación Escocesa de
Ciencias Marinas (SAMS), y Jennifer Jackson, de la British Antarctic Survey, quienes
contaron con la colaboración de científicos australianos, británicos y
estadounidenses.
Calderan declaró desde el
SAMS: “No sabemos muy bien por qué las ballenas azules han tardado tanto en
regresar. Puede ser que tantos de ellos murieran en las Georgias del Sur que
hubo una pérdida de memoria cultural en la población de que el área era un
lugar de forrajeo y que recién ahora se está redescubriendo”.
Las ballenas azules Balaenoptera
musculus de las islas Georgias del Sur fueron fuertemente explotadas
durante la caza industrial del siglo XX, hasta el punto de la casi extirpación
local. Entre 1904 y 1971 la caza comercial acabó con 42.698 ejemplares locales,
principalmente a mediados de la década de 1930. Y aunque la caza legal cesó en
la década de 1960, rara vez se les volvió a ver en las Georgias del Sur.
“La continua ausencia de
ballenas azules en las Georgias del Sur se ha visto como un ejemplo icónico de
una población que fue explotada localmente más allá del punto en el que podría
recuperarse”, indica Calderan.
“Pero en los últimos años que hemos
estado trabajando en las Georgias del Sur, nos hemos vuelto bastante optimistas
sobre el número de ballenas azules vistas y escuchadas alrededor de la isla, lo
que no había sucedido hasta hace muy poco. Este año fue particularmente
emocionante, con más avistamientos de ballenas azules de lo que podríamos haber
esperado”, concluye.
El descubrimiento, basado en
el análisis de 30 años de avistamientos, fotografías y grabaciones de sonido bajo
el agua, es una evidencia crucial para saber cómo se está recuperando la
especie luego de la prohibición de la caza comercial. “Este es un
descubrimiento emocionante y un paso adelante realmente positivo para la
conservación de la ballena azul antártica”, declaró Jackson, quien dirigió la
expedición de 2020.
La ballena azul es un mamífero
cuyo tamaño promedio es de entre 24 y 27 metros de longitud y cuyo peso está
entre las 100 y las 120 toneladas, aunque hay registros de ejemplares de más de
30 m de longitud y 170 toneladas de peso, convirtiéndolo en el mayor animal del
planeta, no solo en la actualidad sino también del que se tenga noticia en la
historia. Su dieta consiste principalmente en pequeños crustáceos conocidos
como kril.
Solían ser abundantes en casi todos los océanos hasta comienzos del siglo XX. Antes del comienzo de la caza comercial, la población más numerosa era la de la Antártida, con alrededor de 239.000 ejemplares. Sin embargo, un informe de 2002 a manos del Comité sobre el estado de la vida silvestre en peligro en Canadá declaró que “las estimaciones de la población mundial de ballenas azules oscilan entre los 5.000 y 12.000 ejemplares”.