Los beneficios económicos y sanitarios de un transporte más ecológico
El impacto de la reconversión del transporte sobre bases sostenibles puede cuantificarse en mejor salud y calidad de vida, mitigación del cambio climático y generación de empleo.
Por Roberto Andrés para Sustentartv
El sector del transporte
contribuye sustancialmente a la contaminación del aire. Solo en Estados Unidos,
según informes de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el transporte es
responsable del 55 % del óxido de nitrógeno, el 10 % de los compuestos
orgánicos volátiles (COV) y el 10 % del material particulado PM 2.5 y PM 10.
A su vez, según cálculos de la
Agencia Internacional de Energía (IEA), el transporte produce el 23 % de las
emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con el sector
energético. Por lo tanto, la gestión de las emisiones en el transporte es clave
para los esfuerzos de descarbonización profunda en línea con los objetivos del
Acuerdo de París y una mejor salud.
Aquí exploraremos sobre los
beneficios de un transporte más ecológico, específicamente sobre el rol de los
vehículos eléctricos y el transporte público, así como la infraestructura para
caminar y andar en bicicleta, aunque ciertamente están surgiendo otras
oportunidades de transporte verde menos desarrolladas, particularmente en el
transporte pesado y la aviación.
CLIMA Y SALUD
Las emisiones de gases de
efecto invernadero y la reducción de la contaminación del aire pueden ser
significativas cuando el transporte público desplaza al transporte en automóvil.
Xavier Basagaña, del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental de Barcelona,
estudió el impacto de 208 días de huelga en el transporte público (metro, tren
y buses) de la capital catalana entre 2005 y 2016.
Según señaló Basagaña en Science of The Total Environment, el carbono negro, el NO y el CO mostraron los mayores aumentos, con hasta un 80 % durante las huelgas del metro. “Los resultados destacan la importancia del transporte público para reducir la contaminación del aire urbano”, concluyen.
EFICIENCIA ENERGÉTICA
Las soluciones eléctricas y
basadas en hidrógeno pueden generar importantes beneficios de eficiencia
energética. Sven Borén, del Instituto de Tecnología Blekinge, investigó cinco
ciudades suecas que implementaron diferentes autobuses eléctricos en sus
respectivos sistemas de transporte público.
Borén concluye: “Los autobuses
eléctricos son tres veces más eficientes energéticamente en la fase de uso que
los autobuses propulsados por diesel fósil y HVO. La cantidad relativamente
pequeña de emisiones de los autobuses eléctricos se produce en las fases E-D y
es aproximadamente tres veces menor que la de los autobuses con motor diésel
fósil”.
ESPERANZA DE VIDA
Las reducciones en la
contaminación del aire pueden mejorar significativamente la salud,
particularmente en los centros urbanos. En 2013 Mathilde Pascal, del Institut
de Veille Sanitaire (Francia), evaluó los beneficios sanitarios y económicos de
reducir la exposición a corto y largo plazo al material particulado (PM) y al
ozono en 25 ciudades europeas.
Según Pascal, “en las 25
ciudades, la mayor carga para la salud se atribuyó a los impactos de la
exposición crónica a PM 2.5. Cumplir con la directriz de la OMS de 10 μg/m3 de
media anual sumaría hasta 22 meses de esperanza de vida a los 30 años,
dependiendo de la ciudad, lo que corresponde a un total de 19.000 muertes
demoradas. La ganancia monetaria asociada ascendería a unos 31.000 millones de
euros anuales, incluidos ahorros en gastos sanitarios, absentismo y costes
intangibles como el bienestar, la esperanza de vida y la calidad de vida”.
MAYOR SEGURIDAD
También hay evidencia que
sugiere que el transporte público está asociado con una mayor seguridad en
relación con los viajes en automóvil individuales. Según una investigación
hecha en 2014 por Todd Litman, del Victoria Transport Policy Institute de
Canadá, el transporte público es bajo en riesgos de accidentes.
Según Litman, “los viajes en
tránsito tienen alrededor de una décima parte de la tasa de accidentes de
tránsito (lesiones o muerte) que los viajes en automóvil, y los residentes de
las comunidades orientadas al tránsito tienen aproximadamente una quinta parte
de la tasa de accidentes per cápita como en las comunidades orientadas a los
automóviles”.
MÁS TRABAJO
Por otro lado, las inversiones
en infraestructura para caminar y andar en bicicleta tienen el potencial de
crear más puestos de trabajo en su fase de construcción que las inversiones en
transporte tradicional. En 2011, Heidi Garrett-Peltier, del Political Economy
Research Institute de Masachusets, estudió 58 casos de 11 ciudades de Estados
Unidos.
“En general, encontramos que la infraestructura para bicicletas crea la mayor cantidad de puestos de trabajo para un nivel determinado de gasto”, afirma Garret-Peltier. “En promedio, los 58 proyectos que estudiamos crean alrededor de 9 empleos por cada $ 1 millón de dólares dentro de sus propios Estados”.
“Si agregamos el empleo indirecto que se crea en otros Estados a través de la cadena de suministro, el impacto en el empleo aumenta en un promedio de 3 empleos adicionales por cada $ 1 millón”, asegura.