El pasado 25 de agosto se
conmemoró un año del surgimiento del movimiento argentino contra el acuerdo
porcino con China, convenio formalmente suspendido, aunque las nuevas protestas
apuntan a la continuidad del proyecto a través de acuerdos provinciales, como
el que firmó Chaco para la instalación de tres megafactorías.
En la acción convocada por la
Coordinadora Basta de Falsas Soluciones frente a la Embajada de China, Ornella
Belén del movimiento Extinction Rebellion reclamó: “Es imposible desentenderse
de que estamos en medio de una pandemia de origen zoonótico. Estos sitios de
hacinamiento en condiciones infrahumanas de los cerdos reproducen las
condiciones perfectas para la proliferación de nuevas enfermedades con
potencial pandémico. ¿Por qué querríamos tener la posibilidad de generar una
aquí?”.
AMENAZAS A LA SOBERANÍA ALIMENTARIA
Son muchas las razones que
esgrimen los activistas y especialistas para oponerse a la instalación de estas
megafactorías. En el programa especial Amenazas a la Soberanía Alimentaria, una
serie de podcast responsabilidad de Acción por la Biodiversidad y Marcha, varios
de ellos ampliaron los fundamentos para rechazar esta iniciativa en materia
ambiental, económica y sanitaria.
Marco Filardi es abogado de
derechos humanos y miembro de la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria. Filardi
explicó que China quiso tercerizar su industria de cerdos, porque se vio
afectada por un brote de peste porcina africana que lo llevó a sacrificar al 50
% de su producción, y eligió Argentina por la amplia disposición de soja
transgénica y maíz transgénico, principal insumo de esta industria.
NO QUEREMOS SER CUNA DE NUEVAS PANDEMIAS
Filardi también apeló al nuevo
contexto sanitario marcado por la pandemia de covid-19: “Si bien desconocemos
al día de hoy el origen exacto y concreto del SARS-COV-2, responsable de la actual
pandemia de coronavirus, lo cierto es que hemos inaugurado el siglo XXI con
epidemias de distinto tipo, que son enfermedades zoonóticas, es decir,
transmitidas de animales a seres humanos”.
“Esto tiene mucho que ver con
la degradación ambiental, por ejemplo, con la deforestación, porque al destruir
bosques, selvas y humedales destruimos también los ecosistemas en donde viven
determinados animales, que son traslocados a distintos entornos y entran en
contacto con nosotros con su respectiva carga de virus y bacterias. Lo mismo
sucede con el tráfico de fauna silvestre y ni que hablar de la intensificación
productiva animal en donde los hacinamos y aplicamos una carga desquiciada de
antivirales y antibióticos”, explicó.
LA INSOSTENIBILIDAD ECONÓMICA DEL MODELO
Como con los proyectos de trigo transgénico, agricultura digital y la producción de 200 millones de toneladas de grano para 2030, los defensores del acuerdo porcino con China lo presentan como la mejor estrategia para la reactivación económica. ¿Cuánto hay de cierto en esto? ¿se puede excluir la dimensión ambiental del desarrollo económico? La economista e investigadora Karina Forcinito, miembro de la Asociación Argentino-Uruguaya de Economía Ecológica, apuntó contra la insostenibilidad económica del acuerdo.
Según la especialista, “hay un planteo falaz que tiene que ver con entender que estas mega inversiones extranjeras directas con vistas al mercado de exportación son la solución a todos los problemas sociales y económicos del país. Allí hay un primer problema, que es anterior a la necesidad de la transición socioecológica, y que no se ha verificado en las tendencias de la economía argentina desde las reformas neoliberales hasta nuestros días”.
“Desde hace más de cuarenta años que la economía argentina viene tratando de atraer inversiones extranjeras directas en los sectores pujantes y con ventajas competitivas y eso no solo no ha redundado en un mejoramiento de las condiciones de vida de la población, sino por el contrario, en un nivel de pobreza estructural creciente, un acaparamiento de tierras creciente, una mayor concentración de la propiedad de recursos estratégicos y privatización de bienes comunes que excluye a vastos sectores del población de mejores condiciones de vida”, explicó.