Microplásticos y nanoplásticos detectados en tejido humano
Investigadores hallaron
contaminación en 47 muestras de tejido humano. “Una vez que tengamos una mejor
idea de lo que hay en los tejidos, podemos realizar estudios epidemiológicos
para evaluar los resultados de la salud humana”, señalaron.
Por Roberto Andrés para Sustentartv
Un equipo de la American Chemical Society (ACS) encontró contaminación plástica en forma de monómeros, o bloques de construcción de plástico, en 47 muestras de tejido humano analizadas por espectrometría de masas, incluido bisfenol A (BPA), que todavía se usa en muchos recipientes de alimentos a pesar de los problemas de salud.
“Nunca queremos ser alarmistas, pero es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan ingresar y acumularse en los tejidos humanos, y no conocemos los posibles efectos en la salud”, señalaron.
La investigación en modelos de
vida silvestre ha relacionado la exposición a micro y nanoplásticos con la
infertilidad, la inflamación y el cáncer. La investigación, a cargo de Charles
Rolsky y Varun Kelkar, fue presentada el pasado 18 de agosto en la Reunión y
Exposición Virtual Otoño 2020 de la American Chemical Society (ACS).
La contaminación plástica de
la tierra, el agua y el aire es un problema mundial. Incluso, los pequeños
fragmentos pueden contaminar el medioambiente. Animales y seres humanos pueden
ingerir las partículas, con consecuencias inciertas para la salud. Ahora, científicos
informan que están entre los primeros en examinar micro y nanoplásticos en
órganos y tejidos humanos.
“Puedes encontrar plásticos
que contaminan el medioambiente en prácticamente todos los lugares del mundo y,
en unas pocas décadas, hemos pasado de ver el plástico como un beneficio
maravilloso a considerarlo una amenaza”, dice Rolsky.
“Hay evidencia de que el plástico se está abriendo camino en nuestros cuerpos, pero muy pocos estudios lo han buscado allí. Y en este punto, no sabemos si este plástico es solo una molestia o si representa un peligro para la salud humana”, agrega.
Los microplásticos son
fragmentos de menos de 5 mm (o 0,2 pulgadas de diámetro), mientras que los
nanoplásticos son incluso más pequeños, con diámetros inferiores a los 0,050
mm. La investigación en modelos de vida silvestre ha relacionado la exposición
a micro y nanoplásticos con la infertilidad, la inflamación y el cáncer, pero
actualmente se desconocen los resultados de salud en las personas.
Estudios anteriores han
demostrado que los plásticos pueden atravesar el tracto gastrointestinal
humano, pero Rolsky y Kelkar están estudiando si las pequeñas partículas se
acumulan en los órganos humanos y cómo detectarlas.
Para averiguarlo, los
investigadores colaboraron con Diego Mastroeni, para obtener muestras de un
gran depósito de tejidos corporales y cerebrales que se estableció para
estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Se tomaron muestras de
pulmones, hígado, tejido adiposo, bazo y riñones, órganos que pueden estar
expuestos, filtrar o recolectar monómeros plásticos y microplásticos. Para
desarrollar un método y probarlo, el equipo añadió perlas nano/microplásticas a
este conjunto de muestras.
Luego, analizaron la muestra
con citometría de flujo, demostrando que podían detectar las perlas que
introducían en estas muestras. También crearon un programa de computadora que
convirtió la información sobre el recuento de partículas de plástico en
unidades de masa y área de superficie.
“Sería ingenuo creer que hay
plástico en todas partes, pero no en nosotros”, dijo Rolf Halden, líder del
trabajo en la Universidad Estatal de Arizona. “Ahora estamos proporcionando una
plataforma de investigación que nos permitirá a nosotros y a otros buscar lo
que es invisible: estas partículas son demasiado pequeñas para que las pueda
ver el ojo humano. El riesgo [para la salud] reside realmente en las partículas
pequeñas”, agregó.
El equipo encontró contaminación
plástica en forma de monómeros, o bloques de construcción de plástico, en cada
muestra. Se encontró bisfenol A (BPA), que todavía se usa en muchos recipientes
de alimentos a pesar de los problemas de salud, en las 47 muestras humanas.
En conjunto, según el
conocimiento de los investigadores, su estudio es el primero en examinar la
presencia de monómeros, nano y microplásticos en órganos humanos de individuos
con un historial conocido de exposición ambiental.
“Una vez que tengamos una mejor idea de lo que hay en los tejidos, podemos realizar estudios epidemiológicos para evaluar los resultados de la salud humana. De esa manera, podemos comenzar a comprender los posibles riesgos para la salud, si los hay”, agregó Kelkar.