¿Por qué la energía nuclear no es verde?

06 de marzo del 2022

A través del Acuerdo de París, firmado a finales de 2015, 195 países acordaron “limitar el aumento de la temperatura media por debajo de 2° C y hacer esfuerzos para reducirlo a 1,5° C”. Se le pidió al Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) un informe sobre los efectos de un calentamiento global de 1,5° C y posibles rutas que evitarían superar este umbral. En consecuencia, 224 autores revisaron más de 6.000 artículos científicos y más de 42.000 comentarios de revisores expertos.

La conclusión principal del informe es que incluso en el mejor de los casos (no superar 1,5° C), habría consecuencias importantes para la salud, propagación de enfermedades, calor extremo, baja disponibilidad de agua potable, biodiversidad, ecosistemas, etc. Además, el informe dejó en claro que vamos muy desencaminados. Necesitamos cambios rápidos, ambiciosos y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad.

EL USO DE ENERGÍA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Los escenarios a 1,5° C consideran mejoras en eficiencia energética, emisiones fugitivas, cambio de combustibles y energías con bajas emisiones de CO₂. En esta línea, las inversiones previstas entre 2016 y 2050 para cada tecnología de generación eléctrica son muy variables, incluyendo una banda baja donde apenas hay inversión. La excepción son los sistemas de almacenamiento, con mayores inversiones previstas en todos los casos.

Comparando las opciones, se indica que la viabilidad política, económica, técnica y social de la energía solar, la eólica y las tecnologías de almacenamiento han mejorado drásticamente en solo unos años, al contrario que las tecnologías nuclear.

LA ENERGÍA NUCLEAR

Muchos escenarios analizados prevén un aumento de la contribución nuclear de 2020 a 2050, mientras que otros prevén disminuciones de hasta un 64 %. Se añade que las preferencias de la sociedad pueden reducir su desarrollo y por tanto las previsiones de futuro son muy dispares. La clave es que todos estos escenarios alcanzan el objetivo de no superar 1,5° C. Es decir, si actualmente hay 450 reactores nucleares, podemos llegar a la misma meta en 2050 multiplicando ese número por cinco (más de 2.200 reactores) o reduciéndolo a 160.

¿Se podría reducir aún más este número? Es posible que sí, pero no hay escenarios que lo describan. Los modelos parten de la realidad: en 2016 había 50 reactores de menos de 10 años y 60 en construcción. Probablemente todos seguirán operando en 2050. Por tanto, para esta fecha podemos minimizar el número de reactores o multiplicarlo hasta límites insospechados.

EL IPCC ANTE LA ENERGÍA NUCLEAR

En el Informe Especial 1.5 (SR15), el IPCC señala que las ventajas de la energía nuclear residen en las bajas emisiones de CO₂, el bajo riesgo para la salud por kW·h, la generación de potencia firme y el poco uso de terreno. Ciertos sectores interesados aprovechan esta objetividad e informan al público de manera sesgada, generando una falsa idea de apoyo del IPCC a la energía nuclear. Pero el IPCC también plantea inconvenientes:

  • La rápida construcción de centrales que se logró en el pasado ya no se alcanza. Actualmente el tiempo hasta la puesta en marcha está entre 10 y 19 años.
  • El coste de la energía nuclear ha aumentado en varios países desarrollados. La experiencia adquirida no ha conseguido compensarlo debido a la falta de estandarización. Entre los científicos no hay consenso sobre el coste de la energía nuclear ni en el pasado ni actualmente.
  • La minería de uranio conlleva efectos negativos comparables a la del carbón, por lo que reemplazar carbón por energía nuclear no cambiaría nada en ese aspecto. También hay preocupación por la seguridad de la minería de uranio y por los residuos generados.
  • La mayor temperatura del planeta supondrá una disminución de la eficiencia térmica de algunas tecnologías de generación, incluida la nuclear. Fósiles, biomasa y solar también se verían afectadas.
  • La generación eléctrica con energía nuclear requiere agua para refrigeración, lo cual puede derivar en contaminación térmica y escasez de agua, uno de los mayores riesgos a nivel mundial en la próxima década, según el Foro Económico Mundial.
  • Las centrales nucleares presentan un riesgo de accidente que no se puede despreciar. Las instalaciones de tratamiento de residuos radiactivos también.
  • El uso continuado de la energía nuclear supone un riesgo constante de proliferación nuclear. Algunos estudios han mostrado un aumento en los casos de leucemia infantil en poblaciones a menos de 5 km de una central nuclear. Sin embargo, el IPCC advierte de que no se han establecido causas directas y de que este punto tiene poco acuerdo científico.
  • El almacenamiento a largo plazo de los residuos nucleares es un tema políticamente complejo. Globalmente no existe ningún almacenamiento a largo plazo y a gran escala.
  • Los residuos nucleares y los reactores abandonados implican un “legacy cost”, es decir, una carga histórica o costes heredados que se trasladan a las generaciones futuras sin que ellas hayan causado el problema.
  • El reprocesamiento de combustible usado puede reducir considerablemente el volumen de residuos, pero no es rentable con costes de uranio menores que 425 $/kg. Actualmente, hay reservas de uranio disponibles para 130 años con un coste inferior a 260 $/kg.
  • Si las tecnologías de reprocesamiento de combustible usado se generalizaran, la preocupación por la proliferación sería mayor. Las ventajas e inconvenientes de estas tecnologías de reprocesamiento todavía están en fase de estudio.

ENERGÍAS PARA REEMPLAZAR EL CARBÓN

El informe del IPCC también evalúa qué tecnologías se deben emplear para reemplazar al carbón. En 2018 este supuso el 28 % de la energía consumida en el mundo (BP Statistical Review) y presenta las mayores emisiones de CO2, por lo que su eliminación antes de 2050 es fundamental.

Las energías alternativas para reemplazar al carbón se evaluaron valorando su efecto en cada uno de los 16 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU:

  • Solar: 17
  • Eólica: 17
  • Hidro: 17
  • Biomasa: 6
  • BECCS: 3
  • Nuclear: -1

Las energías solar, eólica e hidráulica destacan muy por encima del resto. La biomasa con o sin captura de carbono se valora peor debido a ciertas cuestiones no resueltas. Finalmente, la energía nuclear es la única fuente valorada negativamente, con más inconvenientes que ventajas.

Previamente, el IPCC había indicado que prescindir de la biomasa o de la captura de CO₂ sería 10-20 veces más caro (en mitigación de emisiones) que prescindir de nuevas centrales nucleares, aunque es cierto que mostró más interés en alargar la vida útil de centrales ya construidas.

En resumen, el IPCC concluye textualmente que “la energía nuclear tiene efectos ambientales negativos y efectos contrapuestos para la salud humana en el caso de emplearla para reemplazar combustibles fósiles”.

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