Mayor catástrofe ambiental en Brasil: tsunami de barro tóxico,llega al océano
Es uno de los mayores desastres ecológicos que ha sufrido Brasil.
Una avalancha de barro y residuos mineros que se desprendieron de un dique en Brasil este mes ha llegado al océano Atlántico, en medio de preocupaciones de que provoque una severa contaminación. En total fueron 55 millones de metros cúbicos de lodo y desechos de mineral de hierro que se liberaron de golpe, por la rotura del dique el 5 de noviembre en el estado de Minas Gerais, sureste brasileño.
Desde entonces, el material marrón y viscoso que acumulaba la minera
Samarco (propiedad de la brasileña Vale y la anglo-australiana BHP Billiton) alcanzó la cuenca del río Doce y avanzó por ella más de 500 kilómetros en dirección al océano.
Los habitantes de Mariana, pequeña ciudad del estado de Minas Gerais, en el sudeste de Brasil, viven todavía con el miedo en el cuerpo. Después que dos presas de la ciudad cedieran el pasado 5 de noviembre, provocando una avalancha de barro que causó ocho muertos, y tras y cerca de una veintena de desaparecidos, una tercera presa amenaza con derrumbarse. Una vez más, la empresa minera Samarco, es la culpable. El grupo dice haber reforzado la presa, pero nadie se lo cree.
Las causas del derrumbe todavía no han sido explicadas. Hoy en día existen unas 15 presas en alto nivel de riesgo, tras un informe de evaluación que se realizó en 2014 por parte del Ministerio de Minas y de la Energía.
Más allá de las víctimas, de las familias rotas que lo han perdido todo, la tragedia de Mariana es una catástrofe ecológica. Una de las peores de la historia de Brasil. La avalancha de barro se extiende sobre 500 km, desbordando el estado de Minas Gerais hasta alcanzar el de Espirito Santo. Una distancia superior a la que separa Rio de Sao Paulo. Científicos consultados por BBC Mundo dicen que ese recorrido dejó en estado de agonía buena parte del río, de 853 kilómetros de extensión, acabando con flora, fauna y amenazando de extinción a especies únicas.
«Está claro para todo el mundo que en el río Doce ocurrió la mayor catástrofe ambiental de este país», admitió la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, en el diario O Globo de este viernes.
El barro no contiene productos químicos, dicen algunos medios. Sin embargo no deja de ser tóxica. El conjunto delecosistema ha sido devastado. Según los expertos del medio ambiente, la mezcla de arcilla y de residuos minerales podría afectar a las tortugas, a los peces marinos de Espirito Santo y cubrir la barrera de coral. Unos destrozos de una amplitud inconmensurables. El 80% de lo que ha sido enterrado por el barro se ha perdido.
«Bien mortal»
Marrón, el color con que el barro ha teñido el río Doce.
Aunque desconocen si los desechos mineros contenían material tóxico, los expertos sostienen que la llegada de semejante cantidad de barro al río tuvo un efecto devastador en sí misma. El agua se hizo mucho más turbia, impidiendo el acceso de luz. Se formó una capa en el fondo del río que sofocó algas, crustáceos e insectos que forman la base de la cadena alimenticia, explican.
Ese lodo «es bien mortal», dice Dante Pavan, un biólogo brasileño que está en el terreno y que impulsó la formación de un grupo científico independiente para medir el impacto ambiental. «A corto plazo, el barro está bajando y la mayoría de esa biota (conjunto de flora y fauna de la región) que está en el camino está muriendo», señala a BBC Mundo.
Ese fenómeno fue más intenso en la parte del río más cercana a donde estaba el dique, ya que el material tiende a diluirse a medida que desciende hacia el océano. «No se puede decir qué especies van a ser extinguidas, pero la diversidad genética de las especies va a disminuir porque las poblaciones van a ser menores», afirma Pavan.
Los 55 millones de metros cúbicos de barro que zafaron de golpe han destruido la vida del río Doce.
«Nadie sabía»
Francisco Mourão, un biólogo consejero de la Asociación Minera de Defensa del Ambiente, explica que los ecosistemas afectados ya sufrían desde hace décadas la acción humana. «Es como si le dieras un golpe de gracia a esos remanentes de vida natural a lo largo del río», señala.
Y agrega que entre las especies «extremamente amenazadas» hay peces como el surubim-do-doce (Steindachneridion doceanum) que son exclusivos de ese río. «Es un río muerto», sostuvo el célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que ha recorrido el lugar tras la llegada del barro y busca crear un fondo multimillonario para salvar el área. «Nunca vi tanto pez grande muerto. Como es un río nacional, de grandes dimensiones, ancho, tiene peces inmensos. Muchos ni sabía que existían. Nadie sabía», relató al diario O Globo. «Ahora que el río murió, pasamos a conocerlos».
Los expertos advierten que el impacto puede alcanzar incluso a animales terrestres cuya alimentación depende directa o indirectamente del río.
Entre ellos mencionan a reptiles, aves y hasta mamíferos como pumas o el mono araña muriqui del norte, una especie que ya estaba en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat.
Impacto en el océano
Marrón, el color con que el barro ha teñido el rio Doce.
En una entrevista con la BBC, Andrés Ruchi, director de la Escuela de Biología Marina en Santa Cruz, en el estado de Espirito Santo, dijo que el lodo podría tener un impacto devastador en la vida marina. El área cerca de la desembocadura del Rio Doce es una zona de alimentación y lugar de cría para muchas especies de vida marina, incluyendo las amenazadas tortugas baula, delfines y ballenas.
«El flujo de nutrientes en toda la cadena alimentaria en la tercera parte de la región del sudeste de Brasil y la mitad del Atlántico sur se verá comprometida por un mínimo de 100 años», dijo.
Una de las preocupaciones es que debido a que el barro tiene un alto contenido en hierro y sílice se endurezca como concreto cuando se seque.
Podrá recuperarse el ecosistema dañado
La justicia brasileña determinó esta semana que la minera Samarco debe evitar que el lodo alcance el mar, o pagar una multa equivalente a US$2,7 millones por cada día de incumplimiento. Una firma contratada por Samarco comenzó a instalar en la desembocadura del río Doce barreras flotantes similares a las que se usan para contener derrames de petróleo en el mar. Bomberos trabajan en el rio Doce, tras la ruptura de un dique minero en el estado de Minas Gerais.Los trabajos para intentar contener los daños continúan.
Samarco también ha sido multada por el equivalente a US$67 millones y podría recibir nuevas sanciones.
Pero muchos consideran que estas penas son demasiado laxas, y están surgiendo reclamos de cambios en las leyes brasileñas contra daños ambientales, aumentando la fiscalización y las multas.
Los trabajos para intentar contener los daños continúan.
En cualquier caso, los especialistas señalan que el daño en el ecosistema del rio Doce ya está hecho y su eventual recuperación llevará mucho tiempo.
¿Cuanto? Hasta 30 años, ha dicho la propia ministra Teixeira.
La tragedia ha comprometido el abastecimiento de agua a unas 280.000 personas y generó además preocupación por el impacto que puede tener en el océano.