El fósforo un recurso natural que podría escasear

El fósforo un recurso natural que podría escasear

11/08/2014 0

El fósforo un recurso natural que podría escasear y es un nutriente esencial para los seres vivos porque forma parte de los ácidos nucleicos (ADN y ARN); así como del ATP y de otras moléculas que tienen o que almacenan la energía química; interviene en la formación y el mantenimiento de los huesos; el desarrollo de los dientes; la secreción normal de la leche materna; la división de las células; la formación de los tejidos musculares; y el metabolismo celular. Sin embargo, al estar disponible solo en pequeñas cantidades, constituye el principal factor limitante de la producción biológica.

La principal reserva de fosforo se ubican en la corteza terrestre y es un recurso natural no renovable. Más de 30 países extraen rocas de fosfato para usos comerciales, no obstante, solo una docena de ellos acapara el 93% del mercado mundial. Se utiliza principalmente, en forma de abonos y para la fabricación de detergentes.

El ciclo del Fosforo en la naturaleza:

Al estar integrado en un ciclo abierto, el fósforo tiene un camino diferente dependiendo del medio en el que se encuentre.

En los sistemas terrestres de agua dulce, el fósforo es normalmente escaso, de modo que al recibir cantidades excesivas, a través de la escorrentía agrícola o de las fuentes de aguas residuales, la calidad del agua se ve seriamente afectada. La incorporación excesiva de fosfatos en el agua provoca la eutrofización, producto del desarrollo masivo de algas y fitoplancton que opaca la superficie del agua y consume el oxigeno necesario para los peces y otros animales acuáticos. Esto acarrea como consecuencia la desaparición de los peces y de la vegetación.

En el ambiente marino, el fósforo es absorbido por el plancton, que a su vez, sirve de comida a los peces. Algunas especies de aves (que tienen sus nidos en tierra) se alimentan de peces y devuelven al suelo parte del fósforo por medio de las heces (guano).

Cuando los organismos mueren, el fósforo se hunde y una pequeña parte va a dar a los sedimentos poco profundos, que son impulsados por las corrientes marinas hacia la superficie, haciéndolo recuperable para el ecosistema. En estas condiciones el plancton prolifera y al haber alimento, se multiplican los bancos de peces.

La mayor parte del fósforo, contenido en estos organismos, va al fondo del mar y pasa a formar parte de las rocas que tardarán millones de años en volver a emerger y liberar de nuevo las sales de fósforo. Esta realidad, plantea problemas preocupantes para las generaciones futuras debido al agotamiento de las reservas de este elemento.

El fosforo y su explotacion

El problema se agrava debido a las cosechas intensivas, el uso de arados que dejan al descubierto el suelo que será arrastrado por las aguas de escorrentía. Los embalses también retienen sedimentos fosfatados. A los océanos y lagos van a parar cantidades ingentes de fósforo excretado por el hombre y los animales, que suele desecharse en aguas residuales y vertederos.

Otro factor fundamental en esta crisis al alza es la distribución desigual de fósforo entre los países. Mientras Europa se ve obligada a importar el 90% del fosforo que necesita, prácticamente el total del explotado actualmente se concentra en cuatro países: Marruecos con su anexión del Sahara Occidental (ex-colonia española, República Saharaui), China, Sudáfrica y EEUU.

En todo caso, su ritmo de extracción es mucho más rápido que el de reposición por la Naturaleza. Los hábitos de nuestra civilización, el modelo de agricultura imperante, la erosión del terreno, la no recuperación del fósforo de los residuos de nuestro propio consumo, están causando que se desperdicie una gran parte que podria reutilizarce utilizando metodos de reciclado y la perturbación del largo ciclo natural de utilización y reposición, lo que además ocasiona contaminación en lagos y mares perjudicando la vida acuática y la pesca.

Por si esto fuera poco, el final de las reservas está muy próximo. EEUU podría agotar las suyas en 40 años. El resto de las reservas mundiales podrían durar unos 90 años más.

Alejandra Gonçalves Mendes
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