Gestión de la Residuos: un problema que empieza en casa
¿Te has preguntado cómo hacer una buena gestión de la basura que produces? Si nunca lo
has hecho, deberías comenzar a cuestionarte esto. Y es que cada día, una persona genera
alrededor de 1,5 kilos de basura doméstica. Pero este valor es sin consideramos todo lo que
se produce durante la fabricación de lo que consumimos. Si consideramos los costos de
producción, la cifra real asciende a 3 kilos de residuos por persona. Multiplicado por
millones, el impacto es abrumador.
Pero entonces, ¿cómo podemos ser más eficientes ante la cantidad de basura que cada día
se produce en el mundo? La respuesta pasa por transformar nuestra forma de pensar y
actuar. El cambio no es instantáneo, pero sí posible. Empieza por entender que las
soluciones están tanto en nuestras manos como en las de las instituciones.
Un sistema con fallas en la gestión de la basura
El problema no es sólo técnico, sino también cultural. Tenemos un sistema que, después de
décadas, aún no funciona como debería. Y parte de esa falla viene de la falta de
compromiso del ciudadano en la gestión de residuos.
No somos capaces, en muchos casos, de cumplir con tareas tan básicas. Y no estamos
hablando de reciclar o reutilizar. Estamos hablando de cosas más sencillas, como sacar la
basura a la hora establecida. Así, es en esta falta de compromiso personal que empiezan
las fallas en la gestión de la residuos.
Si no cumplimos con lo mínimo, ¿cómo vamos a exigir un sistema eficiente? Para que este
funcione, debe existir un compromiso recíproco: ciudadanía responsable y gestión
profesional.
Comprender la gestión de la basura para poder exigir
Para exigir un buen sistema, también necesitamos conocimiento además de compromiso.
Primero hay que entender cómo funciona la gestión de la basura. Por ejemplo, no es lo
mismo un basural a cielo abierto que un relleno sanitario.
Por un lado, el basural a cielo abierto acumula residuos sin control, liberando gases y
contaminando suelos y aguas. Pero un relleno sanitario, bien operado, recibe y gestiona los
residuos de forma controlada, minimizando el impacto ambiental.
Es evidente que para la gestión de los residuos y la basura en un relleno sanitario es mejor. Pero eso sí, debe
ser un relleno bien operado y constantemente supervisado. ¿Por qué? Porque en un relleno
se producen gases y líquidos contaminantes que requieren tratamiento. La diferencia entre
una buena y una mala operación es abismal. Por eso, garantizar su correcta gestión es
clave.
Aprendé la diferencias entre reciclar y reutilizar
El papel de la regulación y las empresas
El esfuerzo ciudadano necesita respaldo. Una regulación gubernamental sólida y empresas
responsables son imprescindibles para que el trabajo individual tenga efecto. Iniciativas
como las de Insaap muestran que el sector privado también puede marcar la
diferencia. Especialmente si se compromete con estándares ambientales altos.
Aprendiendo a usar nuestros poderes
La gestión de los residuos empieza en el momento de comprar. Lo que adquirimos, usamos y
luego desechamos define la cantidad y el tipo de residuos que generamos. Aquí es donde
entran en juego los dos grandes poderes ciudadanos:
1. El poder personal: incorporar la gestión de residuos domésticos como un hábito
inconsciente, tan natural como respirar. Esto implica separar, reducir y organizar los residuos asi no se transforman en basura y lograr un sistema de forma automática, sin esfuerzo consciente.
2. El poder colectivo: exigir a nuestros gobernantes y empresas que gestionen los
residuos de manera óptima. Y esto a través de la participación ciudadana activa.
Del hábito a la cultura sostenible
Convertirse en una persona sostenible y tener una buena gestión de la basura no ocurre de
un día para otro. Al principio, los cambios de hábitos requieren esfuerzo y constancia. Con
el tiempo, se vuelven parte de nuestra rutina, incorporándose de forma casi automática.
Una vez que cumplimos con nuestra parte, estamos en posición de mirar hacia fuera y exigir
al sistema. Esta legitimidad es importante. No se trata sólo de señalar, sino de demostrar
que nuestra exigencia viene acompañada de acción personal.
Comunicación y cambio
Para que las demandas ciudadanas tengan eco, la comunicación y las iniciativas colectivas
son esenciales. El cambio empieza con pasos pequeños, pero consistentes. Aunque pueda
parecer que el esfuerzo individual es insignificante, la suma de muchos pequeños cambios
puede alterar significativamente la dirección del problema.
El mensaje final es claro: no te desanimes. La gestión de los residuos, no es solo una tarea
técnica, sino un compromiso social y cultural. Los grandes cambios siempre comienzan con
pequeños pasos. Y esos pasos empiezan, literalmente, en la puerta de nuestra casa.