El castor: desequilibrio ecológico en Tierra del Fuego

El castor: desequilibrio ecológico en Tierra del Fuego

02/19/2016 0

El castor: desequilibrio ecológico en Tierra del Fuego. Hace 70 años comenzaba en el extremo sur argentino una historia cuyas consecuencias siguen hasta hoy: la introducción de un roedor exótico, el castor canadiense, que colonizó el territorio fueguino y causó un desequilibrio de grandes proporciones. Aunque generalmente sólo se ve su obra, la especie también se puede ver en acción.

Los castores, simpáticos y atractivos animales que están haciendo cada vez más

Al atardecer nos acercamos a los castores, invitados e invasores en Tierra del Fuego.

notoria su presencia en la isla de Tierra del Fuego. Las famosas “castoreras”, especies de diques que los roedores arman con ramas y troncos inundando grandes extensiones de bosques, han invadido todo el territorio. La pérdida de bosques nativos debido al trabajo de los castores ya es un problema grave. Y lo es más aún, ya se han detectado animales de esta especie en el continente.

En Tierra del Fuego, el anochecer llega tarde en esta época del año. La posición geográfica de la gran isla la convierte en el paraíso de quienes prefieren disfrutar de largas horas de luz en verano: el sol se oculta en el horizonte después de las diez de la noche, potenciando

Los turbales, grandes formaciones propias del territorio insular austral que funcionan como reguladores del ambiente.

los colores de una naturaleza que se multiplica en bosques, lagos y turberas. Por lo tanto, la temporada también es ideal para prolongar un día de excursión con una experiencia diferente: una salida, a la hora en que se acerca el ocaso, por las tierras donde una especie importada se convirtió en ama y señora de su tierra de adopción. La especie es el castor, que en siete décadas se convirtió en una presencia prácticamente ineludible en los confines del fin del mundo: fuera de todo control, son muchas las voces que se levantan para advertir que está causando estragos en el frágil ecosistema fueguino.

Pero al mismo tiempo, totalmente ajeno a las polémicas que despierta, el roedor se convirtió en un recurso turístico: sin ir más lejos, Cerro Castor es el nombre del centro de esquí de Ushuaia. Sus grandes dientes y la larga cola achatada se multiplican en souvenirs. Y en la temporada veraniega, siempre que el clima lo permita, las salidas de avistaje se hacen frecuentes. Son una buena ocasión para ver de primera mano quién es este formidable animalito que se dio el lujo de transformar a diestra y siniestra los paisajes de la isla.

Los castores, naturales de América del Norte, fueron introducidos en el país en 1946 con el objetivo de desarrollar la industria peletera. La idea de fabricar prendas de piel de castor no prosperó pero los animales, liberados en el territorio sin predadores ni competencia por los recursos, se reprodujeron de “manera exitosa”.

El detalle que no se tuvo en cuenta es que en Tierra del Fuego no tienen los predadores que tenían en su tierra natal, ni especies de árboles que se recuperen con facilidad del talado: las frágiles lengas son las primeras víctimas de su actividad». A mediados del año pasado, biólogos del Conicet alertaron que «en Tierra del Fuego hay 150.000 castores y 134.000 habitantes» y es esperable que la «invasión» llegue también hasta Bariloche.

El castor continúa imponiendo costos económicos a la infraestructura en Tierra del Fuego, como por ejemplo costos de reparación de caminos y alcantarillado afectados por las obras ingenieriles de los castores», afirmaba el documento, precisando que «el castor también ha invadido el territorio continental de Sudamérica, y a menos que se remueva esta población, expandirá su rango en el continente y aumentará enormemente los costos económicos y en biodiversidad para Chile y Argentina

Hoy estos roedores son una especie predadora de los recursos de la isla y un problema muy difícil de manejar para las autoridades locales y nacionales. La Ley de Bosques prevé un fondo de Conservación que debería estar volcándose, en parte, a la búsqueda de una solución ambientalmente responsable en Tierra del Fuego.

Por características propias de los bosques fueguinos, la recuperación de los ambientes impactados es sumamente lenta, ya que la alteración que producen los castores es seguida por otros factores que interrumpen o retrasan la regeneración. El fuego o la herbivoría hacen que en los claros generados por la acción de los castores el bosque sea reemplazado por gramíneas. Para tratar de acelerar este proceso se están desarrollando experiencias de restauración de ambientes mediante la reforestación con especies nativas

Esta historia, es muy representativa sobre el desequilibrio ecológico que puede ocasionar la mano del hombre. Los castores, simpáticos y atractivos, que son hoy una amenaza más para los bosques nativos del sur y al mismo tiempo una convocante atracción turística.

Sabrina Pin
sabri