Industria de Santa Fe transformará los desechos cloacales en biodiesel
El proceso, denominado
Renewable Advanced Unique Premium Energy, contó con el apoyo del Ministerio de
Ciencia y la articulación junto a la Universidad Nacional General Sarmiento y
AySA.
Por Roberto Andrés para
Sustentartv
Con el objetivo de reducir sus
costos de producción y de disminuir las emisiones de gases de efecto
invernadero, la empresa de biocombustibles Explora SA desarrolló en los últimos
ocho años un proyecto para convertir grasas de efluentes cloacales en
biocombustibles.
El proceso, al que se denominó
Renewable Advanced Unique Premium Energy (RAUPE), contó con el apoyo del
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y se articuló junto
a la Universidad Nacional General Sarmiento para trabajar de manera conjunta
una de las tres etapas del proyecto.
Axel Boerr, vicepresidente de
la empresa, señaló en diálogo con El Ciudadano: “Desarrollamos la tecnología
para aprovechar energéticamente la materia grasa de elevada acidez recuperable
de los barros cloacales. Es algo totalmente nuevo y disruptivo, que requiere un
compromiso mixto, público y privado, para completar los procesos que lleven al
aprovechamiento de los efluentes cloacales para producir biocombustibles
avanzados y disminuir los costos de los tratamientos de los desechos”.
“Nosotros les propusimos a las
autoridades aprovechar los efluentes cloacales para generar divisas por la
exportación del biocombustible que se genere y, al mismo tiempo, que se
reduzcan los costos para el tratamiento de esos desechos. Además, todo el
proceso reduce hasta un 90 % las emisiones de gases de efecto invernadero”,
agregó.
La compañía, que durante el
año 2019 ahorró 150.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente de
gases de efecto invernadero y que proyecta duplicar para 2022, invirtió cinco
millones de dólares en una planta industrial de desacidificación. Esta ya
produjo 12.000 toneladas de aceite residual desacidificado que fueron
exportadas desde su complejo industrial ubicado en Puerto General San Martín a
Gran Bretaña, Holanda, España, Bulgaria y Brasil.
En estos países ese material
se utiliza como biocombustible avanzado, como insumo para aplicaciones de
especialidad química y como materia prima para producción de biodiesel de
segunda generación.
En Argentina casi la totalidad
de los biocombustibles se producen a partir de aceite de soja (biodiesel) y, en
menor medida, de caña de azúcar (bioetanol). Estos productos son utilizados en
el mercado interno, principalmente para el transporte, y también son
comercializados en el exterior. La Argentina es el principal exportador de
biodiesel a nivel mundial.
“El problema principal de esta
tecnología es que la materia prima, en este caso el grano de soja, compite con
fines alimenticos”, explicó el químico Javier Montserrat, investigador docente
del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional General Sarmiento y
director adjunto del proyecto.
“El biodiesel será totalmente
equivalente al que se obtendría a partir de un aceite vegetal, pero con un
beneficio directo para el ambiente porque esos barros cloacales tan cargados de
ácidos grasos terminan en el Río de la Plata, de manera que si los separamos y
los utilizamos como biocombustible vamos a ayudar a reducir la acción
depuradora del río, como cuna de afluentes de degradación de esos residuos”, señaló
Montserrat al comienzo del proyecto.
Como parte del desarrollo realizado, Explora también se vinculó con AySA, la empresa concesionaria de servicios públicos de agua potable y tratamiento de desagües cloacales, para conseguir la materia prima necesaria. Su planta de pretratamiento de efluentes ubicada en la localidad de Berazategui, que cuenta con un caudal medio de tratamiento de 22.000 litros de agua por segundo, concentra los residuos cloacales provenientes de la Ciudad de Buenos Aires y de 17 partidos del conurbano bonaerense y los separa en sólidos, básicamente arenas y grasas, y en líquidos, que son volcados al Río de la Plata.